El partido contra Talleres era muy importante para River. Porque quería ratificar lo hecho en la victoria ante Boca en la Bombonera la semana anterior. Y, fundamentalmente, porque enfrente estaba su sombra de este año. Es que el equipo cordobés le había ganado en la Liga Profesional y también lo eliminó de la Copa Argentina. Entonces, se trataba de una parada brava. Y como en todo partido crucial, apareció Franco Armani. El arquero fue la figura del encuentro. Sostuvo el cero en su valla y se lució más de una vez.
Al ponerle nuevamente un candado al arco, Armani alcanzó las 113 vallas invictas desde que es arquero de River y, de esa manera, hizo historia. Se metió en el podio en ese rubro, detrás de Amadeo Carrizo, con 183, y de Ubaldo Matildo Fillol, con 155.
El dato se potencia al reflejar que Armani llegó a ese récord de arcos en cero en 252 partidos disputados, mientras que Amadeo atajó 551 partidos y el «Pato» Fillol 405, lo que convierte al «Pulpo» en el mejor en cuanto a efectividad con un promedio de una valla invicta cada 2,2 presentaciones.
Sobre el triunfo ante Talleres, en el que Armani fue figura al tener 8 atajadas claves, el arquero comentó: “Era la idea ganarle a un gran rival como Talleres. Y mucho más en casa, ya que nos venía costando conseguir un triunfo contra Talleres. Teníamos una deuda pendiente”. Y agregó: “Es importante este triunfo para consolidarnos”.
La otra ocasión en la que Armani había tenido ocho tapadas fue en el partido frente a Racing que definió la Liga que ganó Boca.
Este domingo, frente a la T, el arquero de River tuvo un duelo aparte con Rodrigo Garro, uno de los mejores jugadores de Talleres. Y se lo ganó, claro. En la primera que quedaron mano a mano, Garro, quien corrió solo hacia Armani, luego de robarle la pelota a Enzo Pérez, terminó definiendo suave a las manos de casildense, luego de que Paulo Díaz lo molestara y le impidiera rematar con fuerza.
En el segundo tiempo, sí tuvo un remate con más potencia, que buscaba el ángulo, pero Armani voló para manotear la pelota y sacarla al corner. Y unos minutos después, nuevamente ante otro disparo del pampeano, el arquero de River volvió a responder muy bien.
Pero no solo le detuvo remates a Garro, Armani. También llegó a rozar un tiro de Ramón Sosa, que pegó en el palo. Y ante otro buen ataque de Talleres, que finalizó con un remate de Vallejo, el santafesino lo sacó con suficiencia. Y una más en la que el que tuvo la posibilidad fue Portillo, pero el impacto fue débil y la pelota terminó mansa en las manos del guardameta local.
Sobre el final del encuentro, Armani tuvo su última gran participación cuando evitó el gol de Barticciotto (aunque estaba en posición adelantada) y terminaron chocando las rodillas. El arquero preocupó a todos por sus señas de dolor pero enseguida se recuperó.
“Esto es de todo el equipo, no de uno solo”, admitió Armani cuando le consultaron sobre su gran actuación, que lo transformó en la figura de la victoria de River sobre Talleres en el Monumental. Y añadió: “El equipo hizo un gran partido A veces toca sufrir al defender, pero hicimos un muy buen partido y quizás faltó poder definirlo antes”.
De todos modos, sus manos sostuvieron al equipo. Y a punto de cumplir 37 años (el 16 de octubre), Armani demostró que todavía sigue vigente.