Aunque se sabia desde un principio que un ministerio de la envergadura de Capital Humano -que cobija áreas sensibles como Trabajo, Educación, Desarrollo Social y Cultura- iba a resultar conflictivo, en el seno del oficialismo sorprende la cantidad de deserciones que se han producido en menos de cinco meses administración. Fueron 12. Y aunque no hay un hilo conductor, en todos los casos han influido las internas dentro del Ejecutivo y los problemas de gestión devenidos de las demoras en las designaciones del personal jerárquico.
El superministerio es conducido por Sandra Pettovello, una funcionaria que es amiga de Javier Milei pero que en los últimos tiempos ha tenido roces con el «controller» del Ejecutivo, el jefe de gabinete Nicolás Posse, que incluso habría deslizado en privado la necesidad de darle un rediseño a la cartera. Las últimas diferencias habrían tenido que ver con el freno de la Jefatura a diversos pagos y la falta de nombramiento en el Boletín Oficial de varios directores que tienen a su cargo la ejecución de los programas.
El ultimo lunes, en la previa a la masiva marcha universitaria, se produjo la salida del número 2 del ministerio, Maximiliano Kezceli, en los papeles director de asuntos legales pero que tenía influencia en distintas áreas y en los últimos tiempos se había convertido en el impulsor de las denuncias por las presuntas estafas con los seguros de organismos que funcionan bajo el paraguas de Capital Humano. También ese día se conoció la renuncia de Gerardo Marcelo Hita, director del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.
La primera baja, con todo, se produjo apenas asumida Pettovello; había elegido al exvidalista Fabián Perechodnik como jefe de gabinete, que incluso participó de una foto del flamante equipo de trabajo. Pero el actual diputado provincial del PRO duró apenas una semana como articulador del superministerio.
La siguiente salida fue polémica: el subsecretario de Trabajo, Horacio Pitrau, fue despedido cuando exploraba un acuerdo con Armando Cavalieri para que Comercio adoptara cambios en el régimen indemnizatorio. Fue víctima de los «halcones libertarios» que también influyeron en la salida del resto del equipo que el exministro Jorge Triaca había impulsado en la cartera laboral. Omar Yasín, el titular del área, fue desplazado luego de ser sindicado sin motivos como responsable del aumento salarial de los altos funcionarios del Ejecutivo en febrero. Poco después también presentó la renuncia la secretaria de Relaciones Laborales, Mariana Hortal Sueldo.
A principios de marzo se habían ido del ministerio Rodrigo Aybar –un dirigente que trabajó el el municipio de Tres de Febrero y ahora colabora con «Toto» Caputo en el Palacio de Hacienda-, que estaba a cargo del Potenciar Trabajo. También renunció Pablo Rodrigué como subsecretario de Políticas Sociales, y Agustín Sánchez Sorondo, ex director administrativo (RRHH). Todos se desempeñaban en la secretaría de Niñez y Familia, a cargo de Pablo de la Torre, quien en enero pasado había estado a punto de abandonar su función por las demoras en las designaciones.
El 22 de marzo se alejó de Capital Humano el director de la «Casa Grande Néstor Kirchner”, Marcelo Basilotta, al parecer, molesto por el cambio de nombre de esa dependencia, que pasará a llamarse “Casa Patria Libertad”.
En Cultura también hubo una deserción polémica. A principios de enero pasado el secretario Leonardo Cifelli le restó entidad al cineasta Javier Torre como presidente del Fondo Nacional de las Artes (FNA) una semana después de haberlo nombrado. Luego de declaraciones a Clarín del también escritor, el funcionario lo calificó como «alguien que no ha sido designado para el cargo que se atribuye».
Sin embargo, la salida más escandalosa fue la del titular de la Anses, Osvaldo Giordano, a quien el propio Posse le pidió la renuncia por hacerlo responsable del voto de su esposa, la diputada Alejandra Torres, en contra de la Ley Bases en febrero pasado. El dirigente cordobés era elogiado puertas adentro del Ejecutivo e incluso una auditoría de su equipo develó el escandaloso entramado en la contratación de seguros oficiales por los que se pagaron comisiones millonarias.