El intento de reorganización del PJ en una etapa de desorden, pases de factura y pujas sobre los liderazgos y las decisiones en el próximo turno electoral abre el escenario a nuevas discusiones. El consejo partidario fijó el 17 de noviembre -día de la militancia peronista- como fecha para las elecciones internas, aunque ya se dividen las miradas sobre si será conveniente una disputa para dirimir y validar una conducción o un acuerdo para no exponer la confrontación.
Los embates de Aníbal Fernández contra Máximo Kirchner y La Cámpora dos días después de la cumbre en la sede de la calle Matheu funcionaron como argumento para los que preferirían que se suceda un fuerte debate interno para acordar un titular y una mesa de autoridades que contenga a la mayor cantidad posible de sectores pero no entrar en una contienda con derivaciones inciertas en un contexto económico y social crítico.
“Si el peronismo no tiene las pelotas para prepararse y dar una batalla contra La Cámpora en noviembre, está terminado”, aseguró Aníbal Fernández, acusó a la organización de “muchas operaciones y mala leche” contra el gobierno de Alberto Fernández y a Máximo Kirchner de “afanarse la lapicera por relaciones de parentesco y poner a sus amigos en las listas”.
Le respondió Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes, con cambios al textual del ex ministro para que quede apuntando a Javier Milei y a la ley bases en lugar de La Cámpora. “Hubiese sido bueno leerte diciendo eso. Nosotros siempre vamos a ser respetuosos y dar oportunidades como cuando nadie te tenía en cuenta y fue Máximo quien pensó en vos para Yacimientos Carboníferos Río Turbio”, le dedicó, en una muestra del nivel al que podría escalar la interna.
“El debate fuerte tiene que ser hacia adentro, y no con una elección que nos va a lastimar y no va a generar ningún liderazgo nuevo. Ya tuvimos bastante con las diferencias en el Gobierno, nos criticaron por eso, ¿cómo vamos a ir a una interna?”, sostuvo uno de los referentes provinciales presentes en la reunión del consejo.
Dirigentes kirchneristas y también otros del interior, en cambio, vislumbran que podría provocar una reactivación en un partido que permaneció casi inerte en los últimos años, y que validaría al ganador para ordenar el espacio en la previa al turno electoral de 2025.
“Elegir democráticamente es interesante y legitima a las autoridades”, esgrimieron en La Cámpora, y desestimaron el riesgo de un desmadre por una disputa encarnizada. “Aníbal no representa a nadie”, lo cruzaron para proyectar que el desarrollo de una elección interna no tendría ese nivel de agresión.
A su vez, la creación de la mesa política para preparar la cancha para la disputa o el acuerdo y convocar a peronistas alejados de la estructura partidaria quedó otra vez postergada por las dificultades para conformar a los diferentes sectores. “Eso no se puede hacer entre 70 tipos”, descartaron, y el último intento quedará a cargo de los vicepresidentes Cristina Alvarez Rodríguez, Axel Kicillof, Lucía Corpacci, Analía Rach Quiroga y Juan Manzur.
“Necesitamos rápidamente normalizar y poner de pie al PJ. Lo que venimos definiendo es para abrir puertas y convocar a todos y a todas”, propuso José Luis Gioja, el titular del partido antes de Alberto Fernández.
“Mi posición personal es que hay que intentar el consenso. Si se puede se hará y si no tendremos que ir a la elección interna”, dijo Agustín Rossi a FM Milenium. “Estamos en una etapa más colegiada de las últimas que ha tenido el peronismo. No hay nadie que sintetice per se. Sin dudas Cristina sigue siendo la dirigente de peso relativo más importante, pero necesitamos de todos”, completó.
La declamada apertura aparece difusa en términos concretos. Hace unos meses Gildo Insfrán -titular del Congreso del PJ- había activado contactos con Sergio Massa, Miguel Pichetto, Juan Manuel Urtubey y Guillermo Moreno. Al ex ministro de Economía lo cuentan “adentro”, pero desde el Frente Renovador y no de regreso en el peronismo.
A Pichetto le bajaron el pulgar, más allá de que el actual diputado tampoco mostraba decisión de volver, por su rol preponderante para la aprobación de la ley bases y el paquete fiscal en la Cámara baja. También se mantiene lejos Martín Llaryora, con su posicionamiento desde el “cordobesismo” y encaminado a un armado provincial en las legislativas de 2025.
Con ese panorama las posibilidades quedan limitadas a díscolos como Moreno o a la incorporación formal de Juan Grabois. Algunos insisten con tantear al salteño Gustavo Sáenz y al correntino Camau Espínola, y atraer al pampeano Sergio Ziliotto y al catamarqueño Raúl Jalil, en este último caso con posiciones afines a Javier Milei.