Las primeras hipótesis sobre quién estuvo detrás del envío de un paquete bomba contra el dirigente Nicolás Pino, de la Sociedad Rural, que explotó cuando lo manipuló su secretaria que resultó herida apuntan en dos sentidos. Por un lado, se puso el foco sobre una serie de pintadas en la zona de La Rural, en especial en el predio donde funcionaba el zoológico y ahora está Ecoparque. Son carteles aplicados en paredes con stencil que condenan el maltrato animal y el cautiverio.
Los investigadores ven en esos mensajes el accionar de grupos fundamentalistas veganos de extracción anarquista. En una de las pintadas se lee «Prisionlógico» escrito en negro, como reemplazo de zoológico. En otra hay una pintura de una vaca y un mensaje en inglés: «I died for your sins», que se traduce en «Morí por sus pecados».
La queja ante el maltrato animal, pone en la mira a un grupo ácrata que seguiría la metodología de Ted Kaczynski, el «Unabomber», famoso terrorista estadounidense que implementó el envío de cartas bomba y que atacaba objetivos vinculados con la ciencia y tecnología. Son agrupaciones locales que se autodefinen «ecoterroristas», y van «en contra de la modernidad».
Es la sospecha principal que manejan tanto en las fuerzas nacionales, en el Departamento Unidad de investigación Terrorista (DUIA) de la Policía Federal como en el propio Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich. Detallan coincidencias con actividades vandálicas previas que fueron registradas en los último años.
El modo de colocación del artefacto a la víctima, en encomiendas; el uso de explosivos precarios o mal armados; que explotaron antes de llegar a su objetivo o fallaron; o que solo deflagran y provocan quemaduras por la combustión, son algunos de los aspectos repetidos.
Otro es el objetivo: el ecoterrorismo, de ser el caso, apuntando contra la máxima autoridad de la Sociedad Rural que, según las fuentes consultadas resumen sus postulado a cuestionar ya que «van en contra de la ganadería, la agricultura intensiva y la modernidad del agro».
Alli surge un nombre: la agrupación Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (ITS), un grupo ecoterrorista surgido en México -donde le adjudican tres muertes- y que tuvo accionar en Chile: en 2019 envió un paquete explosivo contra el presidente de los Subterráneos de Santiago y en 2017, contra el de la estatal Corporación del Cobre, entre los atentados que asumió la autoría.
Dos miembros de ITS fueron detenidos en Villa Urquiza en 2022, por un pedido e investigación de la Policía de Milán, Italia. De allí se conocieron nombres de células que admitían accionar en Argentina, como «Secta Rojo Sangre» o «Constelaciones Salvajes», esta última, que se adjudicaba haber envenenado botellas de gaseosa en supermercados o dejar un artefactos explosivo pero desactivado en un centro de nanotecnología.
«No estamos diciendo que haya sido esta gente, pero el modus operandi, el tipo de artefacto, y lo mal que estaba realizado, son idénticos patrones a los hechos de años atrás», dice una fuente de la investigación en la que también participa la Policía de la Ciudad a Clarín.
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En las imágenes de la cámara de seguridad se ve el fogonazo que sorprendió cuando la secretaria abrió la encomienda dirigida a Nicolás Pino.
Los anarquistas, según el registro oficial, habrían actuado con un envío bomba en Retiro y con otro en la Universidad Tecnológica Nacional. También hubo artefactos que explotaron en los correos de Monte Grande y de Córdoba. Hubo envíos de paquetes explosivos a Indra -la empresa que hacía el conteo de los votos en las elecciones- y a una científica del Conicet. El último fue en septiembre de 2023 y fue dirigido a un directivo de la empresa Benetton en su sede en Buenos Aires.
La otra hipótesis: las protestas en La Rural
La segunda línea de investigación que ya se investiga apunta a que la sede de la Sociedad Rural Argentina (SRA) ya había sufrido ataques con bombas de pintura por parte de grupos ambientalistas radicales.
También de corte anarquista, habían realizado manifestaciones y performances incluso durante la exposición de este año, y frente al predio, donde se encontraba el antiguo zoológico. En 2019. un grupo de veganos irrumpió en un desfile de gauchos que ocupaba la pista de La Rural. Eran unas 40 personas y fueron corridas con los caballos.
La premisa de la investigación casi dio por descartada la hipótesis de un empleado infiel que pretendiera algún tipo de represalia contra Nicolás Pino. No hubo, al menos, ningún perfil en ese sentido, aportado por el momento.
«Parece muy jugado. Un empleado podría hacer amenazas de bombas, prender fuego algún sector, vandalizar algún equipo crítico. Parece exagerado (enviar un explosivo) incluso en una interna de la Rural», analizaron sobre el planteo los especialistas.
Por lo pronto, a pedido de la secretaria de Seguridad Alejandra Monteoliva al jefe de la Federal Luis Rolle, se avanzaba en descubrir quién llevó el paquete que terminó estallando en las oficinas de la Rural. En ese sentido, se hablaba del hallazgo de huellas dactilares en los restos del explosivo. También, se intentaba reconstruir cómo fue el recorrido del artefacto por el correo privado Andreani, que prestó el servicio, y al que le requerirán los registros de las cámaras de seguridad de varias sucursales. La causa quedó en manos del juez federal Daniel Rafecas.
DS