Cuando en diciembre y enero el impacto de la devaluación pegaba de lleno en la inflación y los salarios, en el Gobierno se encargaban de aclarar que «lo peor» no había pasado. Como ocurre tras una inundación o un incendio, faltaba contar las pérdidas. La recesión, ampliaban, aún debía impactar en la actividad y el empleo.
Y así fue. Este jueves se conoció un dramático dato de pobreza, 52,9%, el más alto en años. Corresponde al primer semestre del año. Por eso en la Casa Rosada, vía Ministerio de Capital Humano, se preocupaban el día anterior en explicar que ya se estaría transitando una mejora.
Pero el cambio en el relato va más allá. Si «lo peor» estaba previsto para marzo y abril, ahora el título sería que «el ajuste ya terminó». Es la idea que intentarán transmitir los funcionarios. ¿La gente qué opinará?
«El ajuste ya terminó. Puede haber por supuesto despidos puntuales en el Estados o ajustes de tarifas, pero la gente lo va a compensar con las mejoras en los salarios y el crecimiento económico. La naftas, por ejemplo, podrían bajar en octubre», ejemplificaba a Clarín un alto funcionario nacional.
En el oficialismo hay preocupación por la caída de Javier Milei en las encuestas. Como adelantó este diario, septiembre mostró una merma generalizada de los números: la imagen del Presidente, la aprobación de la gestión y las expectativas económicas.
En el círculo chico que maneja el poder libertario lo atribuyen a un tema en particular: el veto a las mejoras para los jubilados que aprobó el Congreso. También hay conciencia de que la marcha universitaria de la semana próxima podría ser muy masiva.
Son costos que Milei prefiere pagar para no ceder a un presunto mal mayor: «Si veta parcialmente estas cosas, después la oposición va a aprobar más leyes para desfinanciarnos», argumentan en Balcarce 50.
La mira en la inflación
Más allá del freno a la reforma jubilatoria, en el Gobierno anotan otro punto que podría estar afectando la imagen del Presidente. Hace cuatro meses que la inflación gira en torno al mismo número, el 4%, un parámetro demasiado alto como para estabilizarse allí. Se trata del principal activo que tenía y tiene Milei ante la opinión pública.
«Creemos que en este mes y sobre todo en el próximo se va a romper ese piso. Las dos primeras semanas de septiembre habían arrancado altas, pero después empezó a ceder», explicó un funcionario.
El objetivo, de mínima, es que el número de inflación arranque con 3%, aquella promesa incumplida de Sergio Massa cuando era ministro de Economía y soñaba con ser Presidente.
«Tenés un piso de 2% de inflación que se relaciona con el crawling peg -la devaluación oficial mensual-. Y todavía hay comportamientos raros con los precios, porque muchas industrias estaban sobre-estoqueadas. Pero en cuanto a la emisión, estamos haciendo todo para que la inflación baje«, agregan. El índice de precios mayorista de agosto cayó bien: 2,1%. «Eso tarde o temprano se termina reflejando en la inflación minorista».
El reloj corre. Las encuestas que mira el Gobierno, cuando asumió, marcaban que el grueso de la población estaba dispuesta a esperar unos 9 meses para que aparecieran las mejoras. El plazo se cumplió hace unos días.