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La vacuna contra el HPV, también para adultos

Hay un virus de transmisión sexual presente en el 80 por ciento de la población sexualmente activa que suele estar latente y asintomático. Pero si despierta, puede ser mortal: es el del HPV o Virus del Papiloma Humano. La buena noticia es que existe una nueva vacuna para nueve cepas que son las más peligrosas: la VPH Nonavalente. Y ya no es solo para niñes y adolescentes, sino también adultos.

Esta vacuna forma parte del calendario oficial para niños y niñas a los 11 años de edad, es decir que es obligatoria y gratuita. Quienes no se la hayan dado en la edad correspondiente, pueden dársela de todas formas de manera gratuita pero dentro del siguiente parámetro: en el caso de las niñas y adolescentes o jóvenes, pueden dársela las nacidas desde el año 2000 en adelante, cualquiera sea la edad que tengan ahora (las nacidas antes de ese año la deben pagar, o sea las de 24 años cumplidos en adelante).

En el caso de los varones, se la pueden dar de manera gratuita los nacidos desde el 2006 en adelante, cualquiera sea su edad hoy (pero los nacidos antes de 2006 la deben pagar, o sea, desde los 18 años cumplidos en adelante).

«La vacuna está aprobada para ser aplicada en adultos en general: se la pueden dar optativamente, tengan o no cobertura gratuita a su edad. Esto es algo poco difundido pero importante: salva muchas vidas, protegiendo de varios cánceres en cualquier género. Es fundamental conversar con el médico acerca de los beneficios de la vacunación contra el HPV. En Argentina, desde la Sociedad Argentina de Menopausia y Andropausia recomendamos vacunar más allá de los 40 años a todas las mujeres y hombres, en especial a quienes hayan tenido precánceres vinculados al HPV o sean inmunocomprometidos «, declaró a Página/12 la doctora Laura Fleider, Jefa de Patología Cervical de la División Ginecología del Hospital de Clínicas de la UBA, Vicepresidenta de la Sociedad Argentina para el Estudio del VPH y directora del Capítulo TGI de la Asociación Argentina de Menopausia y Andropausia.

¿Por qué vacunarse?

Las razones para que todo adulto que la pueda pagar se aplique la vacuna contra el HPV son varias. Su pareja actual, las pasadas o futuras, pueden ser portadores sanos y contagiar. Y lo mismo en sentido contrario: uno puede portar el virus sin el menor indicio y contagiar.

Aun esas personas que hayan sido muy cuidadosas en el uso del preservativo pueden portarlo en la zona púbica, resultado del roce. Y es posible también contagiar desde la zona púbica, vaginal o peneana. El virus puede ir moviéndose mediante autocontagio a zonas más delicadas del propio cuerpo. Y también se contagia por sexo oral generando casos de cáncer de laringe.

El riesgo más grave es que se desarrollen cánceres de cuello de útero y luego de pene y ano. Y no existe análisis de sangre para detectar el HPV. En el caso de los hombres, un síntoma puede ser tener una verruga en zona genital o púbica. En dicho caso debe ser quemada.

Por todo esto es importante la vacuna a toda edad. Es cara y las obras sociales suelen cubrir del 40 al 45 por ciento en las tres dosis necesarias para los adultos a lo largo de 6 meses. Aplicársela implica cuidarse uno y cuidar al otro.

Hay un centenar de cepas de HPV y el sistema inmunológico suele frenarlas, en general. Pero de no ser así, puede causar lesiones genitales y cánceres. Hay cepas de «alto riesgo» y «bajo riesgo». 

La vacuna también ayuda a mantener la latencia del virus en los portadores: es decir que, aunque esté, ayuda a que no se manifieste ni genere consecuencias. La vacuna no garantiza el 100 por ciento de protección y por eso son necesarios los cuidados secundarios.

El virus es muy transmisible: al menos uno de cada 25 cánceres a nivel general es derivado del HPV. Cada año hay 600.000 casos de cáncer de cuello de útero en el mundo. En Argentina hay 5 mil diagnósticos por año y unas 1800 muertes. Por eso es importante vacunar antes del comienzo de la vida sexual: el 80 por ciento de estos casos se habrían evitado con la vacuna. Y por las mismas razones hay que hacerlo a cualquier edad. Oficialmente la aplicación de la vacuna no tiene límite de edad. Para ello se necesita receta médica firmada (no es necesaria para quienes encajen dentro del plan oficial de vacunación detallado más arriba).

La vacuna también es gratuita –y especialmente recomendada– para personas inmunosuprimidas o con VIH. 

La prevención secundaria

La segunda parte de la prevención implica controles regulares para detectar una infección por HPV y de lesiones precancerosas del cuello uterino evitando el avance del cáncer. Es muy importante el control ginecológico anual con el test de Papanicolaou, que es el que identifica la presencia de lesiones por el HPV, las cuales al ser detectadas y tratadas, no progresan al cáncer invasor de cuello uterino.

Además hay un test preventivo de HPV que es parte del programa nacional de prevención de cáncer de cuello uterino que detecta en el flujo vaginal el ADN del HPV de alto riesgo. Esto sirve para identificar la infección y se recomienda hacerlo cada 3 años. Los cánceres generados por este virus son tratables si son diagnosticados a tiempo.

El HPV es un enemigo subrepticio: el cáncer se puede desarrollar entre 10 y 20 años más tarde del contagio. Pero se lo puede prevenir con vacunas, sexo seguro y controles previos regulares y rigurosos.

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