En un año marcado por la caída del consumo, las bodegas se adaptan a las nuevas demandas de los consumidores. Una nueva tendencia viene creciendo a nivel global y ya está dando sus primeros pasos en el país: vinos con baja graduación alcohólica.
Por ahora hay menos de diez etiquetas con bajo alcohol en el mercado. Una de las bodegas que viene avanzando con esto es la salteña Amalaya, del grupo Colomé, que lanzó el Amalaya Liviano, un vino blanco con 9% de alcohol y menos calorías.
«La moderación en el consumo es una tendencia que viene en alza, muy presente en el mercado global, pero incipiente en Argentina. Esta tendencia es empujada por consumidores más conscientes de los temas de salud y preocupados por estilo de vida, algo que se nota más en consumidores jóvenes. Son consumidores que quieren comer más sano, pero no en detrimento de la calidad de lo que toman», cuenta Olivia Harguindey, Gerente de Marketing del Grupo Colomé.
En ese sentido, cuenta que la cerveza ya está allanando el camino con el lanzamiento de productos sin alcohol, una variante que ya está presente en las principales marcas. «Hay una correlación directa entre la diversificación de la oferta en el mercado y los patrones de consumo», explica Harguindey.
El Amalaya Liviano por ahora solo se va a vender en el wine bar que la bodega tiene en Cafayate, Salta, y en la tienda online. Esta primera cosecha es de 2.000 botellas. «Son pocas esta vez, esperamos que la próximos cosecha tengamos un volumen más cuantioso. Vamos a duplicar el volumen para llegar a las 5.000 botellas».
El Amalaya Liviano es un blend de torrontés y riesling. Para lograr la baja graduación alcohólica realizaron una cosecha temprana, 15 a 20 días antes de lo normal: el riesling a principios de enero y el torrontés a finales de ese mes. Los dos varietales se vinifican por separado y no hay una intervención posterior al vino para desalcoholizarlo.
En este caso Amalaya Liviano tiene 9% de alcohol y 65 kilocalorías, mientras un vino en promedio tienen 13% de alcohol y 85 kilocalorías.
«Hay consumidores en diferentes mercados que solicitan este tipo de productos, los que toman alcohol son más conscientes de la necesidades de beber con moderación«, refuerza Magdalena Pesce, CEO de Wines of Argentina. «Vemos estas iniciativas como algo muy positivo: la demanda en el mundo existe y nos estábamos perdiendo una porción del mercado. Los millennials y generación Z han estado empujando la tendencia, pero es más una cuestión de interés que de edad».
Castel Conegliano está ubicada en las Sierras Atlánticas de Mar del Plata, flamante región vitivinícola. Desde ahí lanzaron Prima Prova Glera Extra Brut: el primer prosecco “argento” con 11,8% de graduación alcohólica.
“En Castel Conegliano buscamos hacer vinos que se caractericen por su frescura, ligereza, y delicadeza. Que aporten una experiencia, pero también sean fáciles de entender, y con bajo alcohol para poder disfrutarse con más versatilidad y en cualquier situación o época del año«, señala Melina Chies, jefa de Producto y Marketing de bodega Castel Conegliano y miembro de la familia.
Solito Va Wines y Coincidir Wines son proyectos nuevos del enólogo Leandro Velázquez, de Mendoza. “La idea de elaborar este tipo de vinos surge en buscar mucha acidez, verticalidad y que sean fácil de beber… Cosechamos temprano por lo que nos aseguramos muy buena acidez,y obtenemos alcohol bajo, debido a que la cantidad de azúcar es bajo al momento de la cosecha». Coincidir es un Chardonnay con 11% de graduación y Solito Va un Semillón con 11%.
«El vino con soda fue pionero en esto de poder tomar más con menos graduación«, cuenta Sergio Villanueva, director del Fondo Vitivinícola de Mendoza, «Las nuevas tendencias marcan que los consumidores buscan productos fríos, que tengan menos alcohol y más dulces«.
«Esa tendencia también se ve en los espumantes que hace una década eran casi todos brut nature, no tenían azúcar, mientras hoy el 50% de la venta son productos con bases dulce. La industria está buscando adaptarse a nuevos gustos, a consumidores diversos, no estandarizados», agrega Villanueva.
«Para el vino fue un año complicado, pero la luz se ve al final del túnel, al menos en materia de exportaciones. Vemos una tendencia que se va consolidando, las expectativas para el 2025 son las positivas, se van acomodando las cosas. Tenemos el riesgo de seguir sin alcanzar la competitividad tan ansiada por el tipo de cambio, pero el dólar blend sigue siendo dentro de todo positiva», agrega Pesce.