En un contexto urbano en el que pareciera resultar más fácil demoler que encarar un proyecto de restauración de un inmueble patrimonialista –tal como ocurrió días atrás con el inicio de la demolición del último chalet original del barrio Parque Chas, ubicado en la esquina de La Pampa y Ávalos–, la puesta en valor de un tradicional palacio de la zona de Recoleta se erige como una bocanada de aire fresco en medio de la nube de polvo que suelen provocar esos arrasamientos en pos de nuevos proyectos edilicios que poco y nada tienen que ver con el entorno que los rodea.
En este caso, la bocanada de aire fresco tiene que ver con la puesta en valor de uno de los inmuebles más significativos de Recoleta. El Palacio Basavilbaso, la sede del Club Sirio Libanés. Un edificio que se inauguró en 1923 bajo un diseño del arquitecto Alejandro Virasoro.
Ubicado en la esquina de Ayacucho y José Andrés Pacheco de Melo, el inmueble reabrirá sus puertas como una renovada propuesta gastronómica en la que se combinan su exquisito diseño arquitectónico y un estilo moderno.
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Con fecha prevista para el 15 de marzo, la sede del club albergará un café, un restaurante de alta cocina y un salón de eventos, todo diseñado para brindar una experiencia integral tanto a visitantes locales como a turistas.
Para llevar adelante estas obras, el actual concesionario desembolsó una inversión inicial de unos 200 millones de pesos.
La concesión del lugar estará a cargo de la empresa Gastronomía y Entretenimiento SRL, del chef Santiago Chittaro.
El inmueble se destaca por ser un fiel ejemplo de un “petit hotel de Barrio Norte, el cual fue diseñado sobre una base academicista en su fachada, afín con los gustos de las familias tradicionales argentinas como su propietaria original, la familia Basalvilbaso”, según publicó el portal del Diario Sirio Libanés en abril pasado. “El arquitecto Virasoro manifiestó su impronta vanguardista del estilo Art Déco en el diseño de sus exquisitos interiores, con profusión de materiales nobles y ornamentos propios del nuevo estilo”, completaron.
“Cuando visitamos el lugar por primera vez teníamos en claro que es un lugar único en Recoleta, que merece ser conocido por todos para poder tomar desde un café hasta festejar eventos. El palacio tiene detalles arquitectónicos y una historia que lo hace único”, señaló Chittaro a PERFIL. “Para llevar adelante las obras de restauración participamos de una licitación, en la que presentamos una propuesta clásica y moderna”, agregó quien también es socio del proyecto.
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Respecto a la restauración en sí, no solo se buscó preservar el valor histórico del inmueble, sino también adaptarlo a las necesidades actuales. En este sentido, se respetaron los detalles de la estructura original, mientras que las nuevas instalaciones fueron diseñadas para integrar tecnología de vanguardia.
“Para la puesta en valor pedimos opiniones de diferentes profesionales y artesanos, cuyas profesiones lentamente están desapareciendo, como ebanistas, marmoleros de época, restauradores de arañas y de vitrales, para respetar al máximo su esplendor e historia”, contó Chittaro en su charla con este diario.
Por último, Chittaro afirmó: “Más allá del esfuerzo económico, creemos que va a ser un gran aporte para la Cuidad poder seguir manteniendo lugares históricos con una gran propuesta gastronómica para que todos los vecinos puedan disfrutar”.
Cómo será la sede del Club Sirio Libanés restaurada
Según explicaron desde la firma a cargo del proyecto, en la planta baja habrá una casa de té que evocará el encanto de principios del siglo XX, con una propuesta de café, té premium y exquisiteces dulces y saladas. En el primer piso habrá bar de coctelería inspirado en el glamour de los años 20. En el segundo nivel, se encuentra el restaurante de alta cocina de estilo Art Déco. También habrá un salón de eventos corporativos y sociales. Finalmente, la terraza corona el edificio con un rooftop bar al aire libre, decorado con jardines, gazebos y diferentes
esculturas.