Los dirigentes no están para dejarse llevar puestos por las ansiedades de los hinchas. Continuamente deben tomar decisiones como conductores de una gestión de una institución sin que la pasión les nuble el criterio. Parece una aclaración obvia pero que necesita repetirse al ver el panorama general de Boca en este mercado de pases.
Los contrastes juegan también su partido, obviamente. Que River acelere para reforzar su plantel y hasta se dé el lujo de cerrar contrataciones que buscaba también su rival pone sobre la mesa que al día de hoy el que objetivamente necesita resolver rápido está a paso lento.
A Riquelme y compañía no los apura la gente ni incluso la lógica ansiedad de Gago, que hace bien su parte charlando con las posibles incorporaciones: a Boca lo apuran sus propios objetivos. El 18 de febrero jugará en la Fase 2 de la Libertadores y esa es la fecha a la que debe apuntar. Por más que los refuerzos tengan como mirada a largo plazo al Mundial de Clubes, clasificarse a la fase regular (de grupos) de la Copa debe estar hoy por delante de cualquier otra cosa. Aunque empiece el campeonato local, el ojo apunta a esos partidos que le permitirán continuar en el torneo que más necesita (y a riesgo de quedarse sin Sudamericana, mejor ni pensarlo…).
Más allá de que 40 días son una eternidad en el Mundo Boca, Gago repasa su plantel y está corto. Línea por línea se le prenden alarmas y no hay que minimizar que, además de llegar, los nuevos deben ensamblarse a un equipo. Comprender la filosofía del DT, adaptarse a la presión del club, calibrar la sintonía fina con sus compañeros. Cada día que pase está más cerca de ser un día perdido que uno ganado.
Negociar apurado es negociar con debilidad. Suele ocurrir en otras cosas de la vida, pero si uno va y viene con la compra de un auto, cuando cierra el número final con el vendedor, se sube y el coche funciona. No se puede pretender que llegue un jugador un lunes y el martes juegue un partido definitorio sin que le presenten a sus pares. Puede ir a paso lento, pero Boca está al límite. No puede pensar en el Mundial de Clubes antes que en la prioridad de jugar la fase 2 de Copa Libertadores.
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