Líderes y monarcas de toda Europa, participaron hoy en la conmemoración del 80º aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde más de 1,1 millones de personas perdieron la vida en menos de cinco años. En el evento, realizado bajo una gigantesca carpa frente a la icónica puerta del campo, los verdaderos protagonistas fueron los pocos supervivientes del Holocausto que aún conservan y narran en primera persona los horrores de la maquinaria nazi.
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Testimonios que estremecen a los líderes mundiales
Entre los conmovedores relatos, Janina Iwanska, una de las prisioneras desde el Alzamiento de Varsovia en 1944, recordó cómo Auschwitz pasó de ser un campo de prisioneros a un lugar exclusivamente diseñado para matar. «Cuando la maquinaria asesina se puso en marcha, dejó de ser un campo de prisioneros para convertirse en un lugar donde lo único que se hacía era matar», expresó con profunda tristeza. Este testimonio fue escuchado en primera fila por los reyes de España y el rey Carlos III de Inglaterra, además de monarcas como Guillermo y Máxima de Holanda, Felipe y Matilde de Bélgica, y Federico y Mary de Dinamarca.
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Leon Weintraub, otro de los supervivientes, clamó contra el auge del racismo y las ideologías del odio, recordando el «humo negro constante» de los crematorios donde ardieron su madre y su hermana. A sus 99 años, advirtió sobre los peligros del presente: “Vivimos en un mundo tóxico, con paralelismos alarmantes a los años 30, cuando no se tomaba en serio el peligro nazi”.
Tova Friedman, una de las 7.000 personas liberadas por el Ejército Rojo el 27 de enero de 1945, confesó que llegó a sentirse como «la última niña judía del mundo». Por su parte, Marian Turski pidió un sobrecogedor momento de silencio, recordando que son muy pocos los sobrevivientes que quedan para preservar la memoria del mayor genocidio de la historia.
Un evento lleno de símbolos y advertencias
La ceremonia estuvo marcada por la carga simbólica: piezas musicales compuestas por víctimas y sobrevivientes de los campos de concentración se entrelazaron con los discursos, mientras un vagón de tren utilizado para transportar a las víctimas recordaba la fría logística del exterminio nazi. Muchos asistentes, incluidos los supervivientes, portaban pañuelos azules y blancos, que evocaban los uniformes usados por los prisioneros.
En un contexto muy distinto al de su primera visita hace cinco años, Felipe y Letizia rindieron homenaje a los 7.500 españoles que murieron en los campos de concentración nazis. La presencia de los reyes y de otros líderes, como el presidente de Polonia, que destacó el genocidio de tres millones de ciudadanos polacos, subrayó la importancia de preservar la memoria histórica y evitar que los errores del pasado se repitan.
Reflexiones y memoria viva
El evento no solo fue una conmemoración del pasado, sino también una advertencia para el presente. «Un derecho no defendido se convierte en una tragedia», fue el mensaje subyacente de los testimonios de los sobrevivientes, quienes pidieron reflexión, paz y compromiso para enfrentar los retos del mundo actual.