Este martes falleció Julio Simón, represor conocido como «El Turco Julián”. Fue un conocido torturador durante de la última dictadura cívico-militar en Argentina, actuando en la Policía Federal. Fue una pieza clave en la maquinaria represiva que secuestró, torturó y desapareció a miles de personas.
Operó en los centros clandestinos de detención «El Olimpo» y «Club Atlético», ambos ubicados en Buenos Aires. Estos sitios, camuflados en la ciudad, funcionaron como espacios de terror donde miles de detenidos desaparecidos fueron sometidos a torturas y, en muchos casos, asesinados.
Los testimonios de sobrevivientes describen a Simón como un torturador despiadado, conocido por su brutalidad y por exhibir simbología nazi en su vestimenta y en las salas de tortura, lo que denota su ideología de odio y violencia.
En 1995, Julián apareció en un programa televisivo admitiendo su participación en torturas y asesinatos, ofreciendo un testimonio escalofriante de la sistematicidad del plan represivo. Sus declaraciones no solo confirmaron las denuncias de las víctimas, sino que también dejaron en evidencia la magnitud del aparato de exterminio estatal.
Con la anulación de estas leyes en 2003, fue uno de los primeros represores en ser enjuiciado. En 2006, fue condenado a 25 años de prisión por el secuestro y la apropiación de Claudia Poblete, una niña hija de desaparecidos. Posteriormente, en 2010, recibió una condena a prisión perpetua por los crímenes cometidos en el circuito represivo «Atlético-Banco-Olimpo», que incluyeron privaciones ilegítimas de libertad, torturas y homicidios calificados.
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