SANTIAGO.– Una interesante entrevista dio a El Mercurio Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la Argentina. En ella no solo entra en el detalle de los inmensos ajustes del gasto público –equivalentes al 5% del PBI– que han permitido a ese país reducir drásticamente el déficit fiscal, sino que además efectúa un revelador análisis de la economía política de esas medidas. Esto último permite entender uno de los aspectos más singulares de la experiencia argentina, cual es el apoyo que han encontrado hasta ahora estos esfuerzos en sectores relevantes de la ciudadanía. En efecto, aunque las ineficiencias en el manejo de los recursos públicos sean cuantiosas, muchas veces su reducción es difícil, no por el impacto macroeconómico de los recortes, sino por las barreras que encuentran estas medidas en los grupos de interés y en la población general.
La estrategia de la “motosierra” ha logrado hasta ahora un avance exitoso en la Argentina por haber realizado un trabajo importante de identificación de claros bolsones de ineficiencia y darlos a conocer a la ciudadanía. Como resultado, asegura Sturzenegger, “la gente ama la motosierra” porque entiende que todo gasto público es ella quien lo tiene que pagar. Y aun tratándose de realidades muy distintas, el caso puede ser aleccionador para Chile.
Conforme a los criterios de