miércoles, 25 junio, 2025
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Quién es Santiago Tato Algorta, el ganador de la final de Gran Hermano 2025

Este martes, después de más de seis meses de encierro, la casa de Gran Hermano quedó vacía. El encargado de apagar la luz fue Santiago “Tato” Algorta, uno de los grandes protagonistas de esta edición desde la primera semana del reality de Telefe y el que, sin dudas, supo capitalizar como ninguno el cariño del público.

Tato apagó las luces de la casa mas famosa del país

A esta instancia, llegó junto a Luz Tito, una de sus grandes compañeras y aliadas desde los primeros días de convivencia, y a Ulises Apostolo, su principal detractor.

El derrotero de “Tato” fue complicado desde antes de que se inicie el programa: la victoria de su compatriota Bautista Mascia en la edición anterior le jugaba, de cierta manera, en contra. Y su desempeño durante la primera semana de convivencia no lo ayudó demasiado.

Santiago fue el ganador de la primera prueba de liderazgo y además de obtener el beneficio de bajar a alguien de placa y de subir a otro participante, Gran Hermano le otorgó la potestad de dejar a cuarto de sus contrincantes sin la posibilidad de votar. Su elección fue polémica: optó por cuatro mujeres y en su fundamentación en vivo señaló que consideraba que eran personas que debían “pensar un poco más” su voto. Sus palabras desataron polémica dentro y fuera de la casa, y desde las redes no tardaron en tildarlo de machista.

La persona a la que eligió bajar de placa fue Luciana Martínez, quien desde ese momento se convirtió en otra de sus principales aliadas y la que, quizá, más supo acompañarlo a la hora de elaborar estrategias. El principal problema se generó cuando anunció que en su lugar subía a Claudio “Papucho” Di Lorenzo, quien, a pesar de que solo habían convivido durante unos pocos días, lo consideró un traidor.

Fue así que al poco tiempo de haber entrado, este contador de 29 años se convirtió en el blanco de todas las críticas y en el blanco de todos los comentarios, una situación que se extendió durante los seis meses que duró el programa.

Su desempeño en las placas y los constantes gritos del afuera declarándole apoyo alertaron a sus compañeros, que se dieron cuenta de que, sin dudas, era uno de los favoritos del público. Esa situación, lejos de beneficiarlo, terminó perjudicándolo aún más: las afrentas fueron constantes y muchísimas de las conversaciones que se mantuvieron en la casa lo tuvieron como protagonista. “Aburrido”, “egoísta” y “cobarde” fueron algunos de los epítetos que compañeros y compañeras le dedicaron tanto de frente como a sus espaldas.

Su relación con Luz fue otro de los ítems más comentados. La jujeña de 21 años dejó en claro desde el día de su ingreso que mantenía una relación abierta y a distancia con Alberto “Pestañas” Murcia, un español que conoció mientras ambos vivían en Irlanda. Sin embargo, durante los primeros meses, “Tato” intentó sutilmente que la amistad entre ellos diera paso a otro tipo de relación.

Eso jamás ocurrió, pero tanto sus compañeros como algunos de los “analistas” que participaron de los debates comenzaron a considerar a Luz una “histérica” y a Tato un “seductor serial”, con palabras mucho más ofensivas, claro.

Al ver que desde afuera el público lo apoyaba, sus competidores intentaron desestabilizarlo yendo por sus dos aliadas. Luz logró imponerse en varios mano a mano y dejó fuera de juego a Brian, Chiara, Catalina, Bauti, Nano y Jenifer, pero Luciana terminó yéndose luego de una polémica jugada ideada por Bauti (y apoyada por la producción). Así, el “tridente” terminó perdiendo a una de sus jugadoras fundamentales.

De esta manera, Luz y Tato quedaron solos y más aislados que nunca, hasta que dos de sus compañeras se les unieron: Martina, que había entrado junto a ellos a principio de diciembre, y la carismática y enérgica Luchi, que le aportó la cantidad necesaria de risas, juegos y bromas que le faltaba al grupo.

Junto a ellas, Santiago mostró otras facetas. Con Martina intentó varias veces un acercamiento romántico, pero la chispa nunca logró encenderse. Y con Luchi, se lo vio casi como un niño, corriendo por la casa y, también, enfrentando las discusiones con más ímpetu.

Si alguna vez hubo algún momento de paz dentro de su estadía en la casa más famosa de la televisión, la misma producción la pulverizó. Es que, a la hora de compartir con los concursantes que quedaban en la casa algunas de las instancias del casting por el que fueron elegidos, optaron por nutrir el clip de Santiago con algunas de las frases que dijo durante las primeras entrevistas. Allí, contaba que algunas alumnas de la facultad lo “encaraban”, al tiempo que se mostraba mucho más seguro y superficial.

Aunque inmediatamente explicó que había exagerado e incluso mentido para llamar la atención de la producción y ser elegido, el daño estaba hecho. La elección de la producción de emitir otras instancias del casting en la que hablaba sobre su familia e incluso sobre las enfermedades que padece -uveítis e hipotiroidismo- “rindió sus frutos”.

Ulises, que había construido su “personaje” de muchacho humilde “del interior del interior” de la Argentina, para ubicarse en la vereda contraria “del uruguayo” que “venía a arrebatarles el premio”, usó hasta el cansancio el argumento de que, a diferencia de Tato, él no había mentido en su casting.

Pero la obsesión del cordobés con Tato no quedó solo en palabras. Este año, la producción decidió realizar dos competencias especiales. En una, el ganador obtenía un auto, y en la otra una moto. Mientras transcurría la segunda prueba, y Tato competía con la brasileña Gabriela, Ulises comenzó a soplarle las respuestas a su compañera.

Inmediatamente, las redes se llenaron de clips en los que se observaba a la concursante buscando con la mirada a Ulises antes de responder. Y, además, alertado por Sandra, una vez que Gran Hermano dio como vencedora a la brasileña, Santiago fue a compartir sus dudas al confesionario.

Cuando le aseguraron que nada extraño había ocurrido, Tato tuvo que soportar una vez más los gritos e insultos de Catalina, la exladera de Furia en la edición anterior, a quien la producción hizo entrar también en esta, y su grupo de acólitas.

Del Moro fue el encargado de decirle al público que luego de un exhaustivo trabajo, la producción no había encontrado indicios de que Gabriela hubiese hecho trampa. Sin embargo, ante la insistencia en las redes y a conversaciones entre Chiara y Ulises refiriéndose al tema, Gran Hermano llamó a la vencedora y ella misma terminó confesando lo ocurrido.

Todas estas situaciones, sumadas a otras que tuvieron como protagonistas a las chicas del tridente, hicieron que el público se inclinara aún más por apoyar al uruguayo, que nunca respondió agresivamente a los insultos y malos tratos que recibía de parte de la mayoría de los participantes del reality.

En los últimos días, cuando solo quedaban cuatro participantes dentro de la casa (aún se encontraba la santiagueña Eugenia Ruiz) Ulises siguió utilizando el stream para criticar a su competidor varón. Y quizá ese haya sido el motivo por el que el gran premio quedó en manos de Tato: mientras él jugó para convertirse en ganador del programa, los otros hicieron lo que pudieron para ganarle a él.


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