domingo, 24 agosto, 2025
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Muerte súbita: el desafío más importante de la cardiología

En Argentina, la muerte súbita es algo altamente común: se calcula que ocurre un caso de este tipo cada 15 minutos. Esto suma 45 mil muertes al año, que transcurren sin razones aparentes, usualmente en forma inesperada y rápida.

Los médicos la explican como de un fallecimiento natural, inesperado e instantáneo que ocurre dentro de la primera hora del inicio de los síntomas.

En la gran mayoría de los episodios la causa es cardíaca: la cardiopatía coronaria está presente en el 70 al 80% de los casos, y la fibrilación ventricular (una arritmia grave) en nueve de cada diez.

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Su magnitud es enorme: representa uno de cada cuatro fallecimientos en adultos y la mitad de todas las muertes de origen cardiovascular. En el mundo occidental se registran entre 450 mil y 500 mil muertes súbitas por año, es decir, un evento por minuto, y la mayoría ocurre fuera del ámbito hospitalario.

Actuar rápido

Para superar estos episodios, la rapidez en la reacción es clave. Una persona que sufre un paro cardíaco en la vía pública tiene más del doble de probabilidades de sobrevivir si alguien a su lado interviene de inmediato utilizando un desfibrilador externo automático (DEA).

Este concepto, conocido como desfibrilación pública, es uno de los pilares para mejorar la sobrevida.

Los deportistas constituyen un grupo de alto impacto social cuando se habla de muerte súbita. Aunque el ejercicio regular es un factor protector frente a la enfermedad coronaria, el esfuerzo intenso puede convertirse en el disparador de un evento cardíaco fatal.

Un registro realizado en Argentina por la Sociedad Argentina de Electrofisiología Cardíaca entre 2018 y 2020 identificó 35 casos de muerte súbita en el deporte. La mayoría fueron hombres (89%), dos de cada tres mayores de 35 años, y la mayor parte de los episodios ocurrió en fútbol, gimnasia y maratón. En su mayoría se trataba de deportistas amateurs.

Los especialistas hablan de la “cadena de supervivencia”. Se trata de una serie de pasos que deben cumplirse de manera ordenada: el reconocimiento inmediato del paro cardíaco, la activación del servicio de emergencias médicas, el inicio precoz de maniobras de reanimación (RCP), la desfibrilación y la llegada del servicio de emergencias, seguido de los cuidados posteriores.

La muerte súbita constituye una de las principales causas de mortalidad en adultos y deportistas.

Pero no se trata de un destino inevitable: con capacitación, desfibriladores accesibles y gente que vea estas situaciones y esté dispuesta a actuar, es posible salvar vidas. Cada minuto de demora reduce las probabilidades de sobrevivir. La verdadera tragedia no es la muerte súbita en sí, sino que alguien colapse y no se cuente con los medios para ayudarlo.

Concientizar, capacitar y cardioproteger los espacios públicos es la forma más concreta de inclinar la balanza. La experiencia internacional y los registros locales coinciden: la acción inmediata de la comunidad es el factor que más aumenta las probabilidades de supervivencia.

La implementación de políticas públicas que promuevan la instalación de desfibriladores, junto con campañas masivas de capacitación en RCP, representa el camino claro y posible para enfrentar este desafío.

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