«Mili» estaba ahí porque ella no era de dejar «tirado» a nadie, por más que no lo conociera. Había salido del boliche Sol Disco con un grupo de amigos y caminaban rumbo a sus casas cuando vieron a una chica que estaba descompuesta en la vereda, frente a la plaza Hipólito Yrigoyen, en el centro de Tandil.
Se acercaron a asistirla, pese a que no la conocían, y apareció en escena un joven que iba a terminar cometiendo un ataque inexplicable y a traición, que dejó en shock a los vecinos de esta ciudad del sudeste bonaerense.
Eran pasadas las seis de la mañana de domingo. Wilson Natanael Sánchez (23) primero le dio un puntazo por la espalda a Matías, un adolescente de 19 años, y le causó una lesión cortante, pero superficial, cerca de la columna, debajo el hombro izquierdo.
Quien no tuvo la misma suerte fue Milagros Pilar Andrea Quenaipe (18). El cuchillazo lo recibió en la carótida y la tráquea. «Murió desangrada en 10 segundos«, dijeron a Clarín fuentes del caso.
Según la autopsia, que se hizo en la morgue judicial de Azul, sufrió una hemorragia masiva fulminante y un shock hipovolémico agudo.
Sánchez es de la provincia del Chaco. No tenía antecedentes. Llegó a Tandil, donde se vive un boom de la construcción, para cumplir tareas en una empresa del rubro. Ayudante de albañil, ha vivido en otros puntos del país como trabajador golondrina.
El acusado también había ido al mismo boliche con dos jóvenes. Hubo una pelea y les pegaron. Uno de ellos se quedó adentro, pero Sánchez y el otro se fueron a la casa donde estaban viviendo, a dos cuadras y media del local, en Alem al 1300, frente al Hospital de Niños.
Sánchez le dijo de ir a buscar a su amigo. «No, yo me quedo a dormir, ya está«, intentó calmarlo. Pero el joven agarró un cuchillo y salió de cacería, enfurecido.
«Milagros estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Fue ella como pudo haber sido cualquier otro. Estaba dispuesto a matar al que se le cruzara«, graficó un detective sobre el hecho ocurrido en la esquina de Uriburu y General Rodríguez.
Lo que pudieron constatar es que no había ningún tipo de vínculo entre el albañil y los chicos agredidos. No se conocían.
Contaron que el atacante hizo una confusa pregunta sobre si conocían a un cantante. Lo que siguió fue el horror. Lo inexplicable.
Los amigos de «Milonga», como también le decían a la víctima, publicaron en las redes sociales: «Necesitamos encontrar al chico que Wilson Sánchez corrió con el cuchillo! Él sería clave para la causa junto a la denuncia del otro chico que apuñaló antes de cometer el homicidio de Mili!!!«.
El color de su remera -roja- incriminó a Wilson. Era la misma que vieron los testigos y que registraron las cámaras de seguridad. Lo alojaron en la comisaría 2da. Cuando lo fueron a detener, tenía, además, un short de Boca.
Por consejo de su defensor oficial, el sospechoso se negó a declarar ante el fiscal Damián Borean, de la UFIJ N° 12 de Tandil, que lo imputó por «homicidio y lesiones dolosas leves en concurso real» en el caso donde además interviene el juez de Garantías N° 1, José Alberto Moragas.
Le hicieron una extracción de sangre para hacer un análisis toxicológico y determinar si había consumido drogas.
Los policías de la comisaría 2da. de Tandil encontraron el arma usada supuestamente para cometer los ataques: un cuchillo tipo tramontina con la punta limada. Estaba en la vereda de enfrente al edificio de tribunales.
Para los investigadores, Sánchez comprende la criminalidad de sus actos: «No parece ser obra de un fisura ni un crimen de odio«, dijeron.
Quién era Milagros Quenaipe
«Mili» tenía ocho hermanos (siete de sangre y uno del corazón). Su papá, César Quenaipe (53), llegó a Tandil desde Pehuajó, donde quedó parte de la familia.
«Todavía no entendemos nada. Milonga era una nena dulce, buena amiga, buena hija, buena tía, muy amiguera. Se ponía a jugar con un nene de 4 o con una mujer de 70. Era muy amada por sus hermanos, en una familia numerosa», contó a Clarín su «mamá del corazón», Yanina Grecco (46), pareja del padre.
«Estaba terminando el secundario, en quinto año. Era muy buena, preciosa, con una sonrisa perfecta. Era muy amada y muy social. En su despedida nos dimos cuenta cuando vimos tantas criaturas de 18 años llorando desconsolados por su amiga. Quería ser barbera y le encantaba cocinar, era muy solidaria«, la describió.
Este sábado habrá una marcha. Arrancará a las 18 en avenida España y la calle Rodríguez. «Justicia por Mili» es el grito que resonará por todo Tandil.
EMJ