“Nunca hice esta obra antes porque es muy difícil. La amo desde que estaba en el Instituto Superior de Arte y siempre quise hacerla. !Hay tantos temas en Macbeth!. Por eso es tan interesante. La obra de Shakespeare empieza con ‘lo bello es feo y lo feo es bello’. La característica de la obra es el vértigo y los opuestos”, cuenta con pasión y una vitalidad envidiable Ana D’Anna, directora de escena de la producción de la ópera de Verdi que subirá este viernes 12 en el Teatro Avenida, lugar donde la directora conversó con Clarín durante una pausa entre los ensayos.
Es la primera vez que Juventus Lyrica, en sus 27 años de actividad, programa Macbeth. La descomunal tragedia de William Shakespeare, que Verdi transformó en una de las óperas más intensas del repertorio, interpela al siglo XXI con una vigencia extraordinaria: la soledad y vulnerabilidad humanas, el fracaso, las apariencias que ocultan la verdad, las fuerzas opuestas que nos habitan (miedo y coraje, amor y pulsión de destrucción) y, por encima de todo, la transitoriedad del poder: su ambición, su ejercicio enceguecido y su inevitable derrumbe.
“Lo que salta a la vista, claro, es la ambición de poder, que las apariencias engañan, nada es lo que parece, etcétera, etcétera. En general, se hace la obra con una visión maniquea y eso la empobrece”, explica d’Anna. Y sigue: “Pero hay tantos opuestos en juego, por eso es tan teatral y tan viva la obra. Y ese es siempre nuestro objetivo, que esté vivo. Si lo conseguimos o no, no sé, pero nos afanamos en eso”,
La propuesta contará con la dirección musical del brasileño André Dos Santos. El elenco reúne a destacados cantantes: Juan Salvador Trupia y Juan Font se alternarán en el rol titular, María Belén Rivarola asumirá el desafiante papel de Lady Macbeth, Mario De Salvo y Víctor Chávez darán vida al imponente Banquo, y Ramiro Pérez será Macduff, encargado de sellar la tragedia. Las célebres páginas corales de Verdi estarán a cargo de Pablo Manzanelli.
Desenfreno y desmesura
-¿Qué es lo que le fascina más de la obra?
-La locura que tienen los dos. Y coincido mucho con Borges, dice que Macbeth es su preferido porque es verdadero y que Hamlet es maravilloso, pero dio origen a toda la literatura del siglo XIX, todos lo imitaron con su cavilación. Es tremendo lo que pasa con Macbeth porque uno empatiza con él y es un horror.
-¿Cómo es tu visión de Macbeth?
-Encontrás en Macbeth ese desenfreno, esa desmesura y precipitación todo el tiempo. Él mismo se da cuenta que no piensa. No es que es un idiota, pero no es tan inteligente como Hamlet. Es un soldado, medio cuadrado. Siempre fue un buen tipo, pero de una gran vulnerabilidad. Y lo que tiene Macbeth es esa veracidad de desear algo y quererlo ya. Pero tiene conciencia, él ama a su rey. Y, además, el rey es alguien frágil.
Lady Macbeth dice en un momento, «Cuánta sangre en algo tan frágil». Y sostengo que entre ellos hay un gran amor, pero ella está suficientemente enferma como para usarlo a él. No es un amor generoso. Es un amor para tomarlo a él como un arma de poder. Hay una cierta lascivia entre ellos por el poder.
-El final tiene varias posibilidades según la versión. ¿Qué resolución eligió?
-Lo inteligente de Verdi es que amaba tanto a Shakespeare, y es tan maravillosa la música, que tomó de él no mostrar las muertes. No se ve la muerte de Duncan, con lo cuál imaginarla es atroz. Shakespeare hace las muertes a la griega. O sea, después muestra el muerto, pero no se ve lo de mal gusto. Con respecto al final, lo que voy tomando es, ¿por qué se vuelven locos? Macbeth se vuelve loco porque él amaba a su rey. Todo el tiempo está tratando de frenarse, porque sabe que es precipitado. Por otro lado, el tiempo de los Macbeth no es un tiempo común.
-¿Hizo algún tipo de contrapunto con el texto de Shakespeare?
-Hice una especie de dramaturgia -queda muy grande la palabra– con textos de Shakespeare. Al principio, por ejemplo, antes de que empiece la obertura, hay un heraldo del rey Duncan que se refiere a la maravilla que fue esa batalla donde él venció a un tal Macdonwald de los noruegos, hubo un traidor y todo eso. Macbeth, que salvó la batalla, era además primo del rey. Y el rey va a parar a su casa, la confianza que le tenía a Macbeth, con su corte y sus hijos.
-¿Dónde ubicó la obra en tiempo y espacio?
-Traerlo a la época actual sería aburrido para mí. A mí me encanta el medioevo, sucede en el medioevo, y no me voy a privar de los trajes. A mí me gusta la belleza, como además soy plástica, me gusta los visual. Estudié con grandes maestros, como Guillermo Roux, y ahora también estudio con Scafidi.
Brujas, visiones y profecías
Es curioso cómo aparece representado en el teatro y en la ópera la relación del poder con la adivinación. En Macbeth se manifiesta en la presencia de fuerzas sobrenaturales —brujas, visiones y profecías— que encarnan lo indecible y condicionan el destino de los protagonistas. Y sigue teniendo vigencia. Sin ir más lejos, la hermana de Milei se convirtió en médium, según circuló en diversos medios, en principio para que su hermano se pudiera comunicar con su perro muerto, pero se especula que hace predicciones.
Anna D’Anna concuerda: «Sí. Alrededor del poder siempre está la figura del que consulta, el que predice, del que aconseja y sabe sobre el futuro. Además, en la época de Jacobo I, la demonología estaba en su apogeo y, de alguna manera, Shakesperare quiso también congraciarse».
-El coro en Macbeth no es mero comentarista, sino un protagonista colectivo. ¿Cómo trabajó su integración en la escena?
-Es terrible. Porque el coro mismo tiene que hacer de bruja, de pueblo, tiene que pelear. Hacemos lo que podemos, a mí me gusta mucho trabajar con el coro. Las brujas se reencarnan en bichos, hay una cosa media animal también en su comportamiento corporal.
-¿Y cuál es tu visión de Lady Macbeth?
-Para mí es una mujer frágil. Porque si fuera fuerte no se volvería loca. No creo en esas maléficas. Se supone que ella es mayor que él, ya ha tenido un hijo. Todas son cosas ambiguas que deja entrever Shakespeare. Pero para mí es ellos se vuelven locos por causas distintas. Él porque él tiene una imaginación irrefrenable. Él se vuelve loco porque amaba a su rey, quiere el poder pero está tan solo.
Lo que asusta de Macbeth, como dice Harold Bloom, es que empatizamos con él. Ella, en cambio, se vuelve loca por otra cosa. Para mí tiene una voluptuosidad con él. Él es un arma de poder. Pero analizando el texto, él mata instigado porque ella lo empuja, pero también él le escribe a ella para que lo empuje. Él pierde libido con ella, y ella reclama “por qué me huyes”. Le di la imagen de la boa constrictora.
-Aunque es una obra que siempre produce lecturas interesantes en relación al contexto político, en este momento especialmente álgido imagino que tendrá resonancias especiales. ¿Cómo lo piensa?
-Me asusta. Me da pena…Me da vergüenza porque pertenezco al ser humano (se emociona)… y, la verdad, he conocido hombres probos en mi vida vinculados al poder, como mi padre y mi marido. Me da vergüenza lo que hacen con el poder. Es lamentable. Yo sé que el teatro a lo mejor no sirve para nada, pero sirve para la reflexión. Por algo sigue existiendo, la gente viene, como dice Shakespeare, a espejarse. En esta época de la cibernética, de la inteligencia artificial, la gente va al teatro. Sí. A que le digan quién es, a que a ver si se identifican o identifican a otros; a que se produzca un cambio interno que ni siquiera es tangible, pero existe. Y eso transforma.
Ficha
Macbeth. Ópera en 4 actos, de Giuseppe Verdi con libreto de Piave y Maffei.
Dirección musical: André Dos Santos
Dirección escénica: Ana D’Anna
Director del coro: Pablo Manzanelli
Intérpretes: Juan Salvador Trupía/ Juan Font (Macbeth), María Belén Rivarola (Lady Macbeth), Mario de Salvo/Víctor Chávez (Banquo), Santiago Delpiano (Malcolm), Elisa Gartner/Monique Nogales (Dama de compañía), Ramiro Pérez (Macduff), Agustín Albornoz/Antony Fagúndez (Médico) y elenco.
Escenografía e iluminación: Gonzalo Córdova
Vestuario: María Jaunarena
Estreno: viernes 12 de septiembre, a las 20. Próximas funciones: Domingo 14, a las 17.30 y sábado 20, a las 20.
Lugar: Teatro Avenida (Av. de Mayo 1222).