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Escándalo por contratos truchos en Capital Humano

Contratos truchos, dólares ilegales y una grave denuncia penal son los ingredientes del escándalo que maceró desde el miércoles y estalló ayer en el ministerio de Capital Humano que dirige Sandra Pettovello, por el cual el jueves por la noche fue despedido el secretario de Niñez y Familia, Pablo De la Torre, apuntado por supuestos hechos de corrupción.

La maniobra fue denunciada por Federico Fernández, un empleado de la Dirección General Administrativa del ministerio, y quedó reflejada en un acta labrada ante escribano público y ante varios testigos en la sede de la Secretaría de Trabajo, que está a disposición de la justicia.

Fernández -que llegó al gobierno de la mano de De la Torre- confesó que manejaba dieciocho contratos de trabajo de supuestos empleados del ministerio, que eran pagados a través de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) pero en verdad la plata no llegaba a las personas contratadas, que en algunos casos recibían algo del dinero y en otros nada. Con ese dinero, habría confesado el “valijero”, se pagaban sobresueldos a funcionarios de la cartera, pero también se compraban dólares que luego terminaban en manos de De la Torre. “Y yo no soy el único que maneja contratos. Hay más como yo”, habría admitido Fernández.

Según los cálculos que hacían ayer, los contratos truchos serían cerca de cien, por entre 500 y 800 mil pesos cada uno.

Para comprender la operación son necesarios dos datos: el primero, más importante y evidente, es que la jugada se asemeja al circuito que recorría el puntero platense Julio “Chocolate” Rigau, a quien atraparon con decenas de tarjetas de débito con las cuales extraía de cajeros automáticos los sueldos de empleados fantasma de la Legislatura bonaerense. Esas fortunas luego fluían hacia los jefes de Rigau, los massistas Claudio y Facundo Albini. El escándalo detonó el año pasado y abrió las puertas del infierno: desde entonces, se descubrieron “Chocolates” en varias dependencias públicas de todo el país. El último caso fue en el Concejo Deliberante de San Martín.

El segundo dato importante es entender el rol de la OEI: se trata de una oficina internacional que celebra convenios con dependencias públicas para, por ejemplo, financiar el pago de salarios públicos en el lapso entre que llega un nuevo gobierno y los funcionarios correspondientes tienen las firmas y roles habilitados para liquidar salarios. Esos convenios son públicos y están auditados, no es entre sus fojas que se escapaba el dinero.

Anoche, la oficina porteña del organismo internacional difundió un comunicado: “el Ministerio de Capital Humano y la OEI firmaron un convenio para la prestación de servicios de personal transitorio y la adquisición de alimentos destinados a mejorar la calidad nutricional de familias en situación de vulnerabilidad. Este acuerdo permitió un ahorro del 40% en los precios de referencia, superior a los 2.500 millones de pesos. Los costos administrativos, que representan el 5% del total adjudicado, se destinan a gastos bancarios, auditorías y recursos humanos, con el excedente es reinvertido en nuevos proyectos de cooperación”, dice el texto.

“En relación con la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, la OEI llevó a cabo la contratación de prestadores para diversas funciones solicitadas por dicha dependencia. La selección de perfiles corresponde exclusivamente a la Secretaría, mientras que la OEI se limita a ejecutar las decisiones y procedimientos establecidos por esta”, se despegó la entidad.

El aterrizaje de la OEI en Capital Humano -que ayer varias fuentes atribuían a las gestiones de un diputado nacional libertario muy cercano a De la Torre– tiene su antecedente: cuando Pettovello inauguró su megaministerio, decidió quitar otro premio que recibían muchos funcionarios. Se trata de un plus conocido como “unidades retributivas”, que se repartía discrecionalmente por fuera del salario en blanco.

“Ella dijo que se las sacaran a todos, que no conocía a nadie y que no quería que nadie que no lo mereciera cobrase un peso de más, mucho menos en un gobierno cuyo lema es ‘no hay plata’”, dice a Clarín un alto funcionario de Capital Humano. La decisión no cayó bien en las oficinas de la cartera.

La primera noticia del asunto la dio el periodista Jorge Rial, y fue inmediatamente atendida por Pettovello. Las suspicacias sobre De la Torre por su morosidad y aparente impericia para resolver cuestiones de la gestión trocaron en sospechas cuando esta semana llegó al escritorio de la ministra una noticia que iba a contramano de lo que ella misma venía asegurando respecto de los alimentos almacenados en dos galpones del gobierno: que en ellos no sólo se guardaban alimentos no perecederos -gran parte de los cuales corresponde a toneladas de yerba cuya supuesta compra irregular ya fue judicializada- sino también leche en polvo que sí tiene vencimiento y esa caducidad es inminente, en menos de dos meses.

“Sandra no lo podía creer. Ordenó que repartan esa leche ya, no le importa si este vez Grabois tenía razón, si le convenía o no admitirlo. El que pasaba cerca de su escritorio podía escuchar su enojo”, sigue relatando el funcionario que presenció la escena. “La ligamos todos”, se estremece.

Además de agregarle otra mano a la pátina de brea que la ministra cree que están tirando sobre ella, el caso de la leche también convenció a Pettovello de que De la Torre era más que un posible inepto para las funciones que tenía, y que más bien fungía como una supuesta quintacolumna para desprestigiarla y sacarla de su despacho.

Luego de las casi ratificadas operaciones de espionaje que el eyectado jefe de Gabinete Nicolás Posse habría desplegado sobre ella, es posible que la ministra vea fantasmas detrás de todas las cortinas. Pero en su entorno mastican una conclusión casi certificada: que De la Torre y un auditor del ministerio contratado por pedido suyo- coordinaron dos serruchos para cortar el piso bajo sus pies.

“Sandra está convencida de que no le dijeron nada sobre la leche -pese a sus reiteradas preguntas respecto de la mercadería almacenada- porque querían que efectivamente se venza y el escándalo terminase barriéndola del ministerio para quedárselo ellos, o el hermano de Pablo, Joaquín De la Torre”, explican en Capital Humano. Elucubraciones que envuelven a los hechos, y que jamás podrán comprobarse. Tampoco desmentirse.

El affaire de la leche en polvo se encadena con la confesión del funcionario Fernández sobre los contratos truchos, y amalgaman un combo oscuro para el gobierno mientras el presidente está en el exterior.

Guillermo Francos está al tanto de todo y también de las posibles operaciones para tratar de desmentir lo que denunciamos, primero en la Oficina Anticorrupción -donde se abrió un sumario por ahora secreto- y anoche en la justicia federal”, explican el directivo de Capital Humano con llegada permanente al despacho y el celular de Pettovello.

El lunes llegará al país Javier Milei, que conoce y avala cada uno de los pasos que dio su amiga y ministra. Cuando aterrice, seguramente se pronunciará sobre el escándalo. No sería raro que primero truene su cuenta de X.

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