jueves, 26 diciembre, 2024
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Un dinosaurio vivo?

El frío llegó de golpe. Y en medio de una crisis como nunca se vio en la historia de nuestro país por falta de gas, el presidente está de viaje dando charlas. Mientras, sus candidatxs despliegan sus verborrágicas lenguas negacionistas sobre todo tipo de cuestiones. 

¿No hay gas para prender las estufas y calentar sus casas? No se preocupen: escuchar al senador libertario Francisco Paoltroni seguro les sube la temperatura. La semana pasada, durante su participación en el programa de radio «Pase lo que pase», conducido por los periodistas Reynaldo Sietecase y Ernesto Tenembaum, el senador de la Libertad avanza volvió a cuestionar la figura legal del femicidio. En ese espacio de diálogo y debate muy bien llevado por Ernesto y Reinaldo, Paoltroni abordó temas sensibles como la ideología de género y dejó ver una postura afín a los antiderechos que niegan la existencia de la violencia de género y los femicidios en nuestra sociedad.

El senador Paoltroni, al cuestionar la figura legal del femicidio, ¿es consciente de que está desafiando la realidad innegable de la violencia de género? ¿Sabe el senador que esta violencia se cobra la vida de una mujer cada 22 horas en Argentina? Como funcionario público, ¿entiende que negar la existencia del femicidio es ignorar una problemática profunda, arraigada en la desigualdad de género y el machismo que sigue matando de manera alarmante en nuestra sociedad?

Contaba Luciana Peker, escritora feminista, que Argentina tiene actualmente el mayor récord de femicidios de la historia desde que son contabilizados. En el gobierno de Javier Milei las mujeres mueren más que nunca, luego de un descenso del 13 por ciento en los últimos tres años. Por supuesto que el número de víctimas no era tranquilizador, ni tampoco podemos decir que era lo esperable, pero a comparación del actual pico, podemos suponer que fue producto de políticas puntuales. Mientras se produce semejante retroceso, aquellos senadores que hacen apología del delito al mostrarse contrarios a las normas que protegían a las mujeres –como dice Luciana– deberían ir presos.

A mí me resulta preocupante observar cómo este señor intenta desviar la atención del problema real, utilizando argumentos simplistas del tipo las mujeres también matan a los hombres. ¿Cuántas veces hay que explicar que reconocemos la existencia de casos excepcionales? Parece que a muchas personas les cuesta entender la idea de que las excepciones no conforman un patrón, algo que se repite. Cuando se nombra un tipo de crimen con una palabra nueva, se hace justamente porque se detecta que hay algo constante con rasgos comunes. Que existan los femicidios no invalida que se puedan producir asesinatos de mujeres hacia hombres, ni mucho menos que estos deban quedar sin castigo. Por otra parte, sabemos que no ocurren sistemáticamente los crímenes de mujeres hacia hombres. Los hombres mueren más por inseguridad que por el odio de mujeres que se creen sus dueñas.

Este tipo de retórica pseudoinocente que muestran tantos, busca deformar la lucha contra la violencia de género y perpetuar una narrativa que va minando los avances en materia de derechos y equidad conquistados en nuestra sociedad gracias a la lucha de mujeres y disidencias.

El término «femicidio» se define como el asesinato de una mujer por razones de género y misoginia. En Argentina se luchó mucho por la incorporación en el diccionario. Acá creamos un lenguaje para decir que las mujeres son asesinadas por ser mujeres. Nos cansamos de escuchar frases que demuestran esto: “la maté porque si no es mía, no es de nadie”, “yo soy tu dueño”, “vos no me podés dejar porque sos mía”, etc. “Femicidio” es un término crucial en la lucha por visibilizar y reconocer la violencia específica que sufren las mujeres. Intentar borrar este concepto es desestimar los logros de miles de mujeres y la diversidad sexual en nuestra región, así como atacar directamente nuestro derecho a una Educación Sexual Integral y a una visión que aborde los casos desde una perspectiva de género.

Al senador le digo que la figura del femicidio está aprobada en el código penal argentino. Los femicidios se comenzaron a contabilizar en el año 2008 a través de La Casa del encuentro y hoy los cuenta la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Es fundamental comprender que negar la existencia de la violencia de género es retroceder en el tiempo y perpetuar un sistema machista que pone en peligro la vida y la libertad de las mujeres. Aquellos que niegan esta realidad no solo se oponen al progreso, sino que contribuyen a la preservación de un sistema de desigualdad y violencia que atenta contra los derechos humanos fundamentales.

Florencia De la V

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