La ruptura del bloque de diputados de la UCR hizo detonar la interna radical con acusaciones cruzadas que tuvieron como principales destinatarios al senador Martín Lousteau y al diputado Rodrigo De Loredo. Al primero lo acusaron de «rupturista» y al cordobés le cuestionaron la conducción de la bancada y de haber «roto todo» con la foto que lo mostró encabezando una comitiva de correligionarios que fue a la reunión de la mesa legislativa con el Gobierno.
Tras formalizarse este jueves la conformación del bloque Democracia para Siempre, un espacio que contará con 12 diputados que responden a Lousteau y Facundo Manes, las distintas terminales del radicalismo coincidieron que la división no afectará la conducción del partido. El economista seguirá al frente del Comité Nacional y Gastón Manes, hermano del neurocientífico, continuará con el control de la Convención, más allá de las críticas que puedan bajar del lado de los gobernadores que están dentro del grupo Malbec, que incluye a Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco).
En principio, el nuevo bloque descartó la posibilidad de que vaya a reclamar el sello de la UCR y rechazan que pueda haber pelea por los lugares en las comisiones, pero dejaron en claro que la ruptura es por los temas. «No se puede defender a los jubilados por la mañana y a la tarde tirarlos por la ventana», reprochó uno de los diputados de la línea Manes que venía reclamando la salida de Mariano Campero, Luis Picat, Martín Arjol, Federico Tournier y Pablo Cervi, quienes colaboraron con el oficialismo para ratificar el veto a la movilidad jubilatoria y la ley de financiamiento universitario, lo que fue el origen de la crisis.
En este escenario, Lousteau se mantiene en silencio, gesto que fue calificado como «polémico» por los radicales dialoguistas que lo señalan de ser «cómplice» de la fractura. Pero en el campamento de Evolución hacen otra lectura porque aseguran que el economista «defiende la identidad partidaria como presidente, que es lo que reclaman los radicales».
«El problema es de De Loredo que fue el que provocó la división rompiendo un acuerdo que él hizo 12 horas antes, cuando se fue a reunir a la Casa Rosada», advirtieron en referencia a la decisión del cordobés de armar una comitiva para reunirse con el Gobierno evitando ir a la mesa de diálogo que se había agendado en el bloque la noche anterior en un intento de los dirigentes históricos por evitar la fractura.
Los díscolos insisten en recordar que la crisis se inició por la decisión de De Loredo de «cobijar» a los radicales libertarios «sin respetar la postura del partido, la convención y de 12 diputados» que reclamaban la expulsión de los 5 legisladores. Y en este sentido advirtieron que la crisis deja «un bloque radical mileista y otro radical», como consecuencia de «la mezquindad y cinismo» del cordobés.
Pero del lado de los radicales dialoguistas descargan su bronca contra el senador radical porque a Lousteau le reprochan que como jefe del radicalismo «rompe el bloque del partido. «El colmo es que ni siquiera logró la presidencia de ese minibloque», deslizó con ironía uno de los correligionarios más cercano a los gobernadores. En este sector no sólo están observando la coyuntura sino que tienen la mirada puesta en las elecciones del próximo año, cuando el senador tendrá que renovar su banca y contará con la lapicera para definir las listas, sobre todo en CABA y en la Provincia, dos distritos clave en la discusión electoral.
Los gobernadores tienen su análisis de las figuras de Lousteau y Manes y resaltan que más allá de que estén juntos tienen visiones distintas. «A Martín se lo ve más rupturista y Manes busca, más allá de querer ser la oposición al Gobierno, diferenciarse del bloque, pero primero debería ir al Congreso», chicaneó uno de los provinciales.
En Democracia para Siempre coinciden en que con la ruptura de la UCR no ganó Milei, mientras que en las provincias gobernadas por Juntos por el Cambio entienden que la división no será funcional para negociar leyes con el Gobierno porque «va a haber un sector que va a dialogar para buscar consenso mientras que otro se va a oponer como hace el kirchnerismo».
En su debut como presidente de Democracia para Siempre, Pablo Juliano rechazó la versión de los dialoguistas. «No queremos caer en el populismo de derecha de Milei ni en el populismo de izquierda del kirchnerismo», declaró el diputado y lugarteniente de Facundo Manes en el espacio, quien también devolvió al apuntar que en la UCR «hay un oficialismo clandestino». La interna radical sigue caliente y el interrogante es si la crisis se replicará en otros espacios del partido.