Los históricos vínculos económicos, políticos y culturales entre Argentina y España habrían triunfado en la guerra entre Javier Milei y su par Pedro Sánchez. Discretamente, La Moncloa se dispone a reinstalar la figura de embajador en Buenos Aires, luego de que en mayo pasado decidiera el retiro definitivo de María Jesús Alonso Jiménez. La entonces embajadora se fue en el momento del más alto choque verbal entre el socialista y el libertario.
Fuentes de alto nivel dijeron que quien está mejor posicionado para el puesto de jefe de la Embajada del Reino de España ante la Argentina es el diplomático español Joaquín María de Aristegui, embajador en Colombia desde 2021 hasta la actualidad. Es un senior de carrera y con vasta experiencia. Otra fuente dijo que inclusive ya le pidieron el plácet de estilo al gobierno de Milei y que este sería aceptado. Pero ningún funcionario lo confirma oficialmente porque, además, las relaciones bilaterales siguen siendo malas.
La última crisis entre Sánchez y Milei estalló cuando el el presidente argentino viajó a participar en un acto de campaña electoral de Santiago Abascal, líder del partido Vox (la ultraderecha española) cuando este se lanzaba a los comicios para el Parlamento Europeo.
Allí llamó «corrupta» a Begoña Gómez, la mujer de Sánchez. Y lo dijo en pleno acto de Vox que competía contra el PSOE y el PP. Su viaje y su encendido discurso partidista chocaba con su figura como actual jefe de Estado.
«No se ha producido ningún cambio de las declaraciones del presidente argentino Milei, por lo tanto, les anuncio que Madrid retira la embajadora en Argentina», manifestó entonces el ministro de Relaciones Exteriores español, José Manuel Albares.
Sánchez tiene una alta cuota de responsabilidad en la crisis. De hecho, en uno de los últimos capítulos, el ministro de Transporte de España, Óscar Puente, salió con un exabrupto contra Milei diciendo que lo había visto hablar “no sé en qué estado y previa a la ingesta o después de la ingesta de qué sustancias”.
Entonces la Casa Rosada salió con un duro comunicado afirmando que eran “calumnias e injurias” y ya en ese momento apuntó contra la Primera Dama española que estaba siendo investigada por tráfico de influencia.
Ahora, la decisión de Sánchez llega en un momento donde también se investigan varios casos de corrupción dentro del PSOE que salpican al mandatario. El PP y Vox están pidiendo su renuncia. Al mismo tiempo, Milei es muy popular entre los opositores.
En junio, volvió a Madrid a recibir un premio de su amigo el economista Jesús Huerta de Soto y entonces se dejó distinguir por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular. El PP es como el “primo hermano” del PRO y se asisten mutuamente. Lo mantiene así Mauricio Macri y su ex secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, hoy al frente de las relaciones internacionales del gobierno en la ciudad de Jorge Macri
Uno de los puntos que más resentimiento causaron en los Milei fue que Sánchez, aún estando al frente del poder, apoyó abiertamente la candidatura a presidente de Sergio Massa. Lo hizo con un video grabado en donde daba a entender abiertamente que su triunfo era la victoria de la democracia contrastando con la figura de Milei.
Las mismas instrucciones para actuar tenía la veterana diplomática María Jesús Alonso Jiménez, cuya embajada en realidad era llevada a cuestas por Fernando García Casas, el cónsul general, que tenía contactos en todas partes. Con la partida de Alonso Jiménez, García Casas fue redestinado como embajador ante Bolivia. Y la embajada de España aquí quedó agónica y limitada a asuntos burocráticos.
Milei por su parte continuó su amistad con Abascal, a quien recibió en Buenos Aires para la cumbre del Foro Madrid, pero en algún sentido también bajó la catarata de insultos, mientras la canciller Diana Mondino apagaba los incendios. Mondino tuvo varias conversaciones con su par Albares, y fueron ellos los que acordaron reponer embajador.
La interna en la embajada Argentina
En medio de todo el conflicto bilateral con España, se cruza la interna libertaria por la embajada argentina en Madrid. En particular porque el embajador actual Roberto Bosch protagoniza una guerra feroz con el agregado especializado en el Área de Promoción de Inversiones y Comercio Internacional designado por Milei ante la sede en Madrid, Marcelo Alejandro Nimo. También lo nombraron Consejero de Embajada y Cónsul General.
Bosch y Nimo se conocen de antes, pero se odian. Bosch es diplomático de carrera y era el segundo del radical kirchnerista Ricardo Alfonsín. Fue ascendido al primer puesto por recomendación del equipo de funcionarios de carrera que hoy tiene el poder, dos de los cuales ya no están (el ex jefe de Gabinete, Federico Bartffeld, pidió el traslado como embajador ante Portugal y el vicecanciller Leopoldo Sahores acaba de renunciar ante el rumbo ultraconservador de la Cancillería por la intervención de Karina Milei y Santiago Caputo).
Aunque mereciera un ascenso y un destino de embajador, subir al dos no es bien visto por ningún país. Lo mismo ocurrió en Londres con la actual embajadora Mariana Plaza, que era la tercera en rango en dicha sede cuando el uno era Javier Figueroa. Pero en Buenos Aires optaron por ahorrar en traslados, aunque al final fuera más caro en sentido político.
En medio de todo ello, Nimo -que ya trabajaba en la embajada por pedido del equipo de Massa, a quien respondía inicialmente-, cesó en diciembre pasado. Pero logró ser renombrado en el mismo cargo por el propio Milei, de quien es partidario ahora. Y además está vinculado fuertemente a los discípulos de Huerta de Soto y a los empresarios.
Bosch no lo quiere y a Nimo se lo ha escuchado quejarse de que no le dan el despacho acorde a su cargo, que es alto. La guerra se libra en X y en los emails que se mandan.
Los libertarios de Milei están muy enojados por Bosch tras las fotos protocolares con la vicepresidenta Victoria Villarruel, que viajó a Madrid, y entre otras actividades, mantuvo su polémico encuentro con Isabel de Perón. Nimo tiene buen respaldo político y empresario. Y mantiene en X no ocultó sus tensiones con Bosch, que fue objeto de oscuras pero fuertes críticas en medios alternativos, libertarios y kirchneristas.
NE