En Argentina, el cáncer de pulmón representa la causa de mayor mortalidad entre los distintos tipos de tumores, con unas 10.000 muertes anuales. Cada 17 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la enfermedad, para concientizar sobre los factores de riesgo y la importancia de dejar de fumar.
Históricamente, los hombres encabezaban los diagnósticos, sin embargo, en los años recientes la tasa de incidencia muestra un aumento en las mujeres, “probablemente vinculada a un crecimiento del hábito tabáquico en la población femenina en las últimas décadas”, señala a Infobae la médica oncóloga Florencia Tsou, integrante del área de Oncología Torácica del IAF, basándose en las tendencias que se perciben al analizar los 13.000 nuevos casos que se diagnostican cada año en el país.
El tabaquismo continúa siendo el principal factor de riesgo en el desarrollo del cáncer de pulmón. Los especialistas recalcan que cualquier cantidad de consumo aumenta el riesgo, y que, por eso la medida más importante de prevención es dejar de fumar.
La American Cancer Society estima que la contaminación del aire en áreas urbanas, especialmente cerca de vías con mucho tráfico, contribuye a entre el 1% y el 2% de las muertes por cáncer de pulmón, aunque su impacto es significativamente menor que el del tabaquismo, es un factor de riesgo en aumento entre no fumadores.
Como publicó Infobae, el cáncer de pulmón presenta la tasa de mortalidad más alta a nivel global, seguido por el cáncer colorrectal, el de estómago y el de mama, según estimaciones del Instituto de Métricas y Evaluación en Salud (IHME), una organización independiente de investigación en salud poblacional vinculada a la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, Estados Unidos.
En palabras del doctor José Luis Morero, jefe de la sección de Neumonología y Coordinador del Programa de Detección Precoz de Cáncer de Pulmón en el Instituto Alexander Fleming (IAF): “El 84% de los cánceres de pulmón tiene antecedentes de tabaquismo. Si bien los que fumaron 10 o más cigarrillos por día durante 15 o 20 años tienen mayor riesgo, los que no fuman diariamente y solo consumieron 6 o 10 cigarrillos por mes tienen mayor riesgo que los que nunca lo hicieron”.
Morero enfatiza a Infobae la importancia de dejar de fumar cuanto antes y señala que el riesgo disminuye después de 10 o 15 años de haber dejado el tabaquismo.
Por eso, la prevención del cáncer de pulmón involucra un doble juego entre el paso del tiempo -vinculado al riesgo natural del envejecimiento como causa de cáncer- y los malos hábitos adoptados a lo largo de su vida.
Con los años, los hábitos y entornos tóxicos, como el tabaquismo prolongado o la exposición a factores de riesgo por contaminación ambiental, aumentan significativamente las probabilidades de desarrollar cáncer.
En contrapartida, el tiempo también puede convertirse en un aliado cuando se aprovecha para adoptar medidas preventivas. Campañas dirigidas a educar y sensibilizar a los adolescentes son clave, ya que prevenir el inicio del consumo de tabaco desde edades tempranas permite reducir drásticamente los riesgos acumulados con el paso de los años.
Según la Sociedad Americana del Cáncer, el uso de puros o habanos, pipas y cigarrillos “light” incrementa el riesgo de cáncer de pulmón tanto como los cigarrillos de tabaco comunes, incluso, distintos estudios mostraron que aquellos productos saborizados con mentol son potencialmente más dañinos al facilitar inhalaciones más profundas.
La detección temprana es fundamental para mejorar las posibilidades de supervivencia en pacientes con cáncer de pulmón. Entre los síntomas más comunes se encuentran la tos, a veces acompañada de sangre (hemoptisis), dificultad para respirar, pérdida de peso y dolor torácico.
“En algunos pacientes el diagnóstico se hace por un hallazgo en una radiografía o tomografía. Sin embargo, ni las imágenes ni los síntomas son exclusivos del cáncer de pulmón. Ante un paciente con estas características los médicos siempre descartamos otras causas como enfermedades infecciosas, inflamatorias u otras neoplasias”, explica la médica oncóloga del IAF Carmen Pupareli.
Según la oncóloga Delfina Peralta Tanco, la tomografía computarizada de baja dosis (TCBD) es la herramienta más efectiva en la detección de cáncer en etapas iniciales. “Esta estrategia está respaldada por diversos estudios, incluyendo el National Lung Screening Trial (NLST) en Estados Unidos y el Nelson Trial en Europa. Ambos fueron realizados en poblaciones de alto riesgo y se demostró una reducción de la mortalidad por cáncer de pulmón del 20%”, explica la especialista.
La detección temprana mediante tomografía de baja dosis está dirigida exclusivamente a personas con factores de riesgo específicos, como tabaquismo o enfermedades pulmonares crónicas. Este método debe realizarse anualmente, acompañado de un seguimiento médico adecuado y estrategias para promover la cesación tabáquica.
Una vez que un paciente es diagnosticado con cáncer de pulmón, la progresión de la enfermedad depende en gran medida del tamaño del tumor y de si este se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Según el médico oncólogo Diego Enrico, del Área de Tumores de Tórax del Instituto Alexander Fleming, “cuanto más pequeño sea el tumor y aun no haya tenido compromiso de los ganglios linfáticos, especialmente los ubicados en el mediastino, mayor es la posibilidad de cura y menor es el riesgo de recaída de la enfermedad una vez operada”.
En los últimos años, el vapeo ganó popularidad como una supuesta alternativa para dejar de fumar, pero los especialistas alertan sobre sus riesgos y limitada efectividad.
Según el doctor Morero, “los cigarrillos electrónicos y los vapeadores mostraron ser menos eficaces que las estrategias habituales de cesación tabáquica, tales como entrevistas, reemplazo de nicotina y medicamentos”. Además, Morero advierte sobre los peligros asociados a estas prácticas ya que “se han registrado internaciones por cuadros pulmonares graves vinculados al vapeo de sustancias tóxicas”.
Otro factor de riesgo relevante en no fumadores es el radón, un gas inerte presente en la corteza terrestre que puede acumularse en sótanos. Al respecto, el doctor Claudio Martin, jefe de Oncología Torácica del IAF, recomienda una buena ventilación en los hogares y espacios de trabajo como medida preventiva.
En los últimos años, los tratamientos contra el cáncer de pulmón experimentaron avances importantes y muchos pacientes pueden controlar la enfermedad durante años e incluso puede convertirse en una condición crónica.
El doctor Martin señala que los progresos en terapias de precisión e inmunoterapia transformaron el panorama del tratamiento oncológico: “Evolucionaron fantásticamente en los últimos años, y hoy permiten que más pacientes se curen o controlen su enfermedad por años”.
Las terapias de precisión personalizan el tratamiento al identificar las alteraciones genéticas específicas que favorecen el crecimiento del tumor en cada paciente. Esto permite que, en el 40% de los casos, se apliquen medicamentos dirigidos que controlan la enfermedad durante periodos prolongados.
A estos avances se suman estrategias como los anticuerpos conjugados con drogas que ya ofrecen una alternativa prometedora. Estas sustancias actúan como vehículos que entregan la quimioterapia directamente a las células tumorales, lo que reduce los efectos secundarios de los tratamientos convencionales.
La inmunoterapia, por su parte, utiliza el sistema inmune del paciente para atacar las células cancerígenas. Este enfoque se emplea de manera independiente o en combinación con la quimioterapia. “En este último año hubo avances importantes. Hasta ahora usábamos estas medicaciones cuando los tumores ya tenían metástasis. Sin embargo, el uso de terapias dirigidas e inmunoterapias mejoró los resultados cuando se utilizan antes o después de la cirugía o después de la radioterapia”, destaca Martin.