A pesar de que el presidente Javier Milei incluyó en el temario de las sesiones extraordinarias los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla como nuevos jueces de la Corte Suprema, el primer sondeo del Gobierno sobre el Senado arrojó que hay pocas chances de que avancen en lo inmediato y que depende de negociar en soledad con el kirchnerismo para encontrar un acuerdo.
Esa fue la sensación que quedó luego de la reunión que mantuvo este miércoles el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, junto a funcionarios del Ejecutivo y la vicepresidenta Victoria Villarruel con los referentes de la oposición dialoguista en la Cámara alta.
Según deslizaron a iProfesional fuentes con acceso al encuentro, el tema de los jueces para la Corte se tocó «muy por arriba» durante el encuentro porque cuando Francos lo mencionó, las primeras respuestas que recibió de senadores de la UCR y el PRO como Pablo Blanco y Alfredo de Ángeli fue la ratificación de que rechazan la nominación de Lijo.
El ministro coordinador, que estuvo acompañado por el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, la secretaría de Planeamiento Estratégico, María Ibarzábal Murphy, y el secretario de Relaciones Parlamentarias, Oscar Moscariello, se limitó a decir que igualmente el asunto todavía está en conversaciones y que no hay nada definido respecto de apurar su tratamiento. Ahí quedó todo.
La tímida mención del tema, sumada a la rápida respuesta de senadores dialoguistas y a que el Gobierno quiere darle prioridad a la eliminación o suspensión de las PASO le confirmó a los emisarios de Milei que tiene pocas chances de destrabar los pliegos durante las sesiones extraordinarias que concluyen el 21 de febrero y que, además, quedó mano a mano con el peronismo/kirchnerismo, donde ahora ponen en duda incluso apoyar a Lijo.
¿Por qué los candidatos de Javier Milei para la Corte no avanzarán en extraordinarias?
Un senador de la oposición dialoguista consultado por este medio recordó que en los bloques hay posturas divididas sobre el controvertido juez federal -como lo demostraron Blanco y De Ángeli durante la reunión- y remarcó que «es un tema que necesita del voto de Unión por la Patria».
A eso se le suma que Villarruel también tiene una postura conocida en contra de la figura de Lijo. Para no tensar aún más la relación con Milei y su círculo cercano ni ser objeto de sospechas o desconfianza directamente se mantiene al margen de la discusión. Durante la reunión no emitió palabra al respecto.
En este marco, distintas fuentes del Senado deslizan que todo lo que tenga que ver con el tema de la Corte Suprema se maneja «en otra órbita» y miran a la Casa Rosada. Es decir que el Poder Ejecutivo está solo en la tarea de reunir la mayoría de dos tercios (48 votos) para aprobar los pliegos.
En la Rosada quien sigue de cerca el tema de la Corte Suprema y de las muchas otras vacantes que hay en el Poder Judicial (el 30% de los tribunales más el procurador general que comanda a los fiscales) es Santiago Caputo, el principal asesor de Milei. Mientras tanto, la llave de los dos tercios en el Senado la tiene Unión por la Patria con sus 34 bancas y con la influencia todavía fuerte de Cristina Kirchner.
Caputo intentó abrir una negociación y hubo guiños del kirchnerismo a la posibilidad de aprobar a Lijo si se reemplaza a Mansilla por una mujer -dejaron circular el nombre de María de los Ángeles Sacnun, ex senadora cercana a Cristina- y se busca un acuerdo más amplio, que incluya al nuevo procurador y una posible ampliación de la Corte, pero el asesor se plantó en que primero quieren a los dos o ninguno. Ahora, en Rosada reconocen que se estancaron y por ahora «sigue todo igual».
El Gobierno queda solo para negociar con el peronismo y Ficha Limpia mete ruido
A eso se le suma que Unión por la Patria empezó a relativizar incluso el apoyo a Lijo. En rigor, en la bancada peronista hay una división entre los que responden a la ex presidenta y los que están alineados con gobernadores. El juez federal tiene llegada a los jefes provinciales. Para bloquear los dos tercios se necesitan 25 votos, aunque con la oposición dialoguista dividida alcanzaría con menos, por lo que el kirchnerismo puro es decisivo.
El equilibrista entre esos dos polos es el formoseño José Mayans, jefe del bloque leal a Cristina Kirchner y también al gobernador Gildo Insfrán. En los últimos días, Mayans avisó que «no existe ningún acuerdo» con el oficialismo a pesar de que Lijo podría contar con votos de su bancada y por hay varias razones.
Uno de los motivos que esgrimió es que quieren resolver también el tema del procurador general como parte de una discusión más general sobre la Justicia pero el Gobierno no definió nada al respecto; otra es que la prioridad en extraordinarias debería ser el Presupuesto y otra que el oficialismo no quiere «bajar» a García Mansilla. No obstante, hay otra razón que no mencionó y que influye en este momento, y es el avance del proyecto de Ficha Limpia.
Esta iniciativa que prohíbe a las personas con una condena por corrupción en segunda instancia presentarse a elecciones dejaría a Cristina Kirchner sin chances de competir este año si quisiera hacerlo (La Cámpora quiere que encabece la lista en Buenos Aires) y el Gobierno le dio prioridad par las extraordinarias a junto con la reforma de las PASO. Los senadores K ya hicieron saber su rechazo tajante a esta iniciativa, entre ellos Eduardo «Wado» de Pedro, muy cercano a la ex presidenta.
Si bien Unión por la Patria estaría a solo tres votos de tumbar este proyecto en el Senado en caso de que se aprueba en Diputados -como parece que ocurrirá- el avance por parte del oficialismo con Ficha Limpia aleja un poco más cualquier posibilidad de acuerdo para que los mismos senadores apoyen los pliegos.
De esta forma, Javier Milei tampoco vería aprobados a sus candidatos para la Corte Suprema durante la sesiones extraordinarias y, para conseguirlo más adelante, igualmente quedaría obligado a alcanzar un acuerdo casi en soledad con el peronismo. La alternativa de nombrarlos por decreto aún no se descartó por completo, pero perdió impulso por el riesgo de que la respuesta del Senado sea rechazar los dos pliegos y ponerlo a buscar dos candidatos nuevos.