Mientras el consumo no deja de caer, los precios de la carne vacuna siguen el efecto contrario: el valor de la hacienda aumentó hasta un 15% en los últimos días y, de a poco, se está trasladando a las carnicerías. La tendencia genera alarma porque se trata de uno de los productos que más incide en el rubro Alimentos y Bebidas que utiliza el INDEC para medir la inflación.
Así, la suba impactará de lleno en el índice de febrero. Se estima que por cada 10% de aumento en el precio de la carne hay un movimiento de entre 0,7 y 1,3 puntos porcentuales en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
La consultora LCG ya detectó un salto del 2,3% en el rubro alimentos en supermercados durante la primera semana de febrero: la mayor suba en casi un año. Un análisis más detallado mostró que las carnes (3,9%) y las bebidas (4%) explicaron casi el 80% de la inflación semanal.
Durante el año pasado, la carne venía registrando aumentos por debajo del nivel de la inflación. Luego, en diciembre del 2024, empezó a subir, aproximadamente un 7% debido al típico consumo de las Fiestas y, en enero, se aceleró entre 5% y 10% por el menor ingreso de animales al mercado de Hacienda debido a cuestiones climáticas, según comenta Miguel Schiaritti, titular de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra).
En la última semana, según esta fuente, ingresaron unas 18 mil cabezas cuando suelen entrar entre 24 y 25 mil en otras circunstancias. Esta vez, la lluvia volvió intransitables los caminos y por eso se redujo la entrada de ganado, explicó. La percepción de Schiaritti es que la gente no va a convalidar las subas, si bien ahora hay más personas en la calle (por el regreso de las vacaciones, el comienzo de las clases) y eso incentiva el aumento de la demanda y de los precios.
Frente a la merma del consumo, las carnicerías deben asumir estrategias nuevas para no perder clientes: “En algunos casos se aplican las subas sólo en algunos cortes más vendidos. Y la otra posibilidad es absorber el aumento del costo, pero no todos los negocios están en condiciones de hacerlo», comentó un carnicero de Constitución. En su local, el precio de las milanesas de nalga, que costaban $ 10 mil el kilo hasta la semana pasada, hoy se venden a $ 11.500. Y el asado, pasó de $ 8.500 a $ 9.500.
Sergio Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), el aumento es del orden del 15% en general. “Hay cortes de novillitos que subieron un 20% y otros un 10%. Ahora, resta esperar si la gente convalida los nuevos precios en el mostrador, dice al ser consultado.
El precio de la carne es una de las variables -y tal vez, la más importante- que inciden en el consumo de la población que viene en caída. El último dato de CICCRA indica que en enero había un consumo de 47,7 kilos de carne vacuna por habitante por año; 48 kilos de pollo, y 23 kilos de cerdo. Un año atrás, en plena sequía (es decir, con peores condiciones climáticas) el consumo de carne de vaca estaba en 52 kilos.
Así, el consumo de carne tocó mínimos históricos y por primera vez, en el país de la carne se está comiendo más pollo. Es que, hasta la semana pasada, con el valor de un kilo de carne se podían comprar tres kilos de pollo y dos de cerdo. Con el último aumento, la diferencia es mayor.
NE