El Gobierno de Javier Milei tiene claro que su principal capital político con vistas a las legislativas de octubre es haber logrado bajar la inflación.
De superar el 130% anual, se espera que en este 2025 el costo vida cierre en niveles del 30%.
Para febrero -el INDEC informará el índice hoy por la tarde- se aguarda un IPC en la zona del 2%. Marzo viene más complicado, por alzas en alimentos claves como la carne, y podría mostrar un leve aumento, según el pronóstico de las consultoras que entregan sus reportes el Banco Central.
Pero más allá de admitir que marzo viene con una impronta levemente más alta, en el equipo económico son optimistas.
Consideran que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se terminará de cerrar en abril, porque la oposición no logrará frenar el decreto en el Congreso.
Y que esto terminará de cerrar un círculo virtuoso iniciado con el ajuste fiscal sin precedentes implementado desde que asumió Milei la Presidencia.
Según las proyecciones que Caputo le acercó al Presidente, en el segundo semestre del año el costo de vida se acercaría a la zona del 1%, en línea con el crawling peg, la depreciación mensual del peso que implementa el Gobierno.
Los estrategas del oficialismo creen que con una inflación en baja, y de no mediar más cisnes negros como lo fue el Libragate, hay muchas chances de obtener un triunfo amplio en las legislativas que permita modificar el escenario en el Congreso a partir del 10 de diciembre, y avanzar con las reformas de fondo pendientes en 2026.
Entre esas transformaciones se incluyen las reformas tributaria, laboral y previsional, que el Gobierno ya tiene encaminadas.
Conforman las reformas de tercera generación que Milei pretende aplicar.
Caputo sostiene que el acuerdo con el Fondo Monetario que se viene es inédito en la historia argentina, porque por primera vez se hará «reparar el daño que la política le ha provocado a los ciudadanos vía el abuso del gasto público y consecuente déficit fiscal».
Se refiere a la decisión del gobierno de Cristina Kirchner de echar mano a las reservas del Banco Central para financiar gasto corriente. En la lógica kirchnerista, no tenía sentido tener fondos atesorados en la autoridad monetaria cuando había urgencias en el día a día de los argentinos.
Así, se tomaron fondos del Central a cambio de letras intransferibles, que ahora el gobierno de Milei pretende devolver mediante el nuevo crédito que otorgaría el FMI, en torno de los u$s 10.000 millones.
En los cálculos de Caputo, en el 2024 el Gobierno cumplió el objetivo de terminar con el déficit fiscal y cuasi fiscal heredados. Ahora, este nuevo acuerdo con el Fondo permitirá solucionar el problema de los stocks (déficits acumulados del pasado), que derivaron en la apropiación de las reservas del Banco Central vía deuda del Tesoro Nacional.
«Saneado el desequilibrio del flujo y del stock, podremos finalmente terminar de derrotar la inflación y emprender un sendero de crecimiento económico sostenible en el tiempo», señala el ministro de Economía.
El FMI y las reservas, entre las claves para el Gobierno
A partir de la llegada de los fondos frescos del FMI, el Tesoro recomprará Letras Intransferibles en manos del Banco Central y saneará su balance.
Este objetivo dejará el camino más libre para entrar en la etapa final antes de levantar el cepo cambiario, lo que ocurriría después de las elecciones, según especula la mayoría de los analistas.
El acuerdo con el FMI establecerá un plazo de amortización de diez años, con un período de gracia de cuatro años y seis meses.
El programa permitirá cancelar Letras intransferibles en dólares estadounidenses en poder del BCRA, priorizando aquellas con vencimiento más próximo. También obligaciones derivadas del Programa de Facilidades Extendidas firmado en 2022, cuyos vencimientos operen dentro de los próximos cuatro años.
El decreto argumenta que la medida es necesaria para fortalecer las reservas internacionales del BCRA, garantizar la estabilidad macroeconómica y reducir la volatilidad de las variables financieras.
En diciembre de 2023, las reservas netas del Banco Central eran negativas en u$s11.200 millones, mientras que al 6 de marzo de 2025 se habían incrementado en u$s7.000 millones, según los cálculos oficiales.
El Ejecutivo sostuvo que el ajuste fiscal y la política de déficit cero permitieron una reducción significativa de la inflación y la pobreza. Destacó que, en enero de 2025, la inflación interanual descendió a 84,5 %, mientras que la pobreza cayó del 54,8 % al 38,9% en el primer año de gestión.
Caputo sostiene que el nuevo acuerdo con el FMI permitirá, además, despejar la carga de vencimientos del Tesoro Nacional en los próximos años.
Y confirma la necesidad de avanzar en la flexibilización del mercado cambiario para «mejorar la eficiencia económica y facilitar la inversión a largo plazo».
El decreto será analizado ahora por la Comisión Bicameral Permanente del Congreso de la Nación, y el Gobierno espera que la oposición no logre frenarlo. Las próximas dos semanas serán claves.
Los mercados —duramente golpeados por las políticas proteccionistas de Donald Trump que podría derivar en una recesión— esperan con atención el derrotero de la negociación con el Fondo Monetario, y reina el optimismo.
A esto se suman datos positivos que llegan desde el exterior, como los que surgieron de la cumbre del petróleo que se realiza en Houston, Texas, donde la Argentina fue una de las estrellas del Ceraweek25, principal foro de la industria energética.
Argentina, potencial foco de inversiones en energía
Allí, se conoció que la producción petrolera local podría duplicarse en los próximos dos años, lo que permitiría cambiar no solo la ecuación energética, sino permitir una acumulación de reservas a gran escala.
El secretario de Energía y Minería de la Nación, Daniel González, aseguró en su disertación en el evento que la Argentina exportará un millón de barriles por día u$s 30.000 millones en minerales dentro de los próximos cinco a siete años.
De acuerdo con los cálculos que maneja el equipo económico, que serán unos u$s 60.000 millones por año en exportaciones. Es un número significativo si se tiene en cuenta que las reservas brutas del Banco Central no llegan a los u$s 30.000 millones.
El funcionario destacó no solo el potencial de Vaca Muerta para la producción de hidrocarburos, en particular del GNL de la mano de los proyectos (uno de YPF «Argentina GNL» y el de PAE junto a la noruega Golar), sino la minería de litio y fundamentalmente al de cobre, con al menos seis proyectos comprobados y en distintas etapas de avance.
En el mismo foro, el CEO de Techint, Paolo Rocca, dijo que el shale de Vaca Muerta le competirá de igual a igual a los Estados Unidos. «Vamos a competirles. Argentina tiene un potencial inmenso y va a producir 1,5 millones de barriles», destacó el empresario.
Igual, aclaró que cada formación apuntará a un mercado distinto. «Estamos muy lejos uno de otro», recordó.
Si bien admitió que la guerra comercial de aranceles podría complicar el escenario económico, Rocca dijo que también pueden ser una oportunidad para forjar una alianza de países cercanos a los Estados Unidos y en contra de China, para volver a diseñar las cadenas de proveedores en todo el mundo y tener una mayor participación industrial.
China es una de las obsesiones de Rocca, que viene manifestando su preocupación por las políticas de dumping que aplica la segunda economía mundial en mercados cruciales como el del acero.