La ovación que acogió a Rory McIlroy a su llegada al green del hoyo 18 fue el estruendo más grande que se escuchó en la jornada inaugural del Open Championship. El norirlandés venía de hacer birdie en el 17 para ponerse bajo el par de la cancha y sumarse al nutrido pelotón de contendientes que dejó el primer día de acción en Royal Portrush. A solo una hora en auto desde Hollywood, su ciudad natal, el campeón de Augusta va por el cetro que más anhela.
“El público estuvo absolutamente increíble. Siento el apoyo de todo un país ahí, lo cual es una posición maravillosa para estar, pero al mismo tiempo no quiero decepcionarlo. Así que hay un poco de presión extra. Sentí que lo manejé muy bien hoy. Sin dudas, lo manejé mejor que hace seis años”, afirmó McIlroy, al comparar su desempeño actual con la frustración vivida en 2019 en el mismo campo.
Gran tiro de Rory McIlroy en el hoyo 17
“Estaba contento de haber comenzado bien y de haberme metido en el torneo. Fue un día bastante complicado, especialmente intentando salir del rough y de los bunkers de fairway la mayor parte del tiempo. Así que terminar bajo el par fue un buen resultado”, añadió McIlroy al destacar las dificultades técnicas de la jornada inaugural.
Después de ponerse a un golpe de la punta con un birdie en el hoyo 10 y quedar tres golpes bajo el par, McIlroy tuvo un bajón, cometió tres bogeys en los siguientes cuatro hoyos. Pero cerró en gran forma y con 70, -1, y se ubica a tres golpes de los cinco punteros: Harris English (Estados Unidos), Matt Fitzpatrick (Inglaterra), Jacob Scov Olesen (Dinamarca), Haotong Li (China) y Christiaan Bezuidenhout (Sudáfrica). Con un tiro más aparece amenazante el Nº 1 del mundo, Scottie Scheffler (Estados Unidos).
En 2019, tan solo la segunda vez que el Open se desarrolló en Irlanda (la anterior había sido en 1951), Rory McIlroy no supo manejar la presión de jugar en casa y comenzó con un cuádruple bogey en el hoyo 1 camino al 79 (+1) final. Se recuperó el viernes, pero el 65 (-6) no le alcanzó para superar el corte y el preferido de la gente se retiró de Royal Portrush envuelto en lágrimas. Ahora tomó nota de aquella experiencia.
“Cuando miraba el calendario para 2025, este era el torneo que probablemente estaba marcado, incluso más que el Masters, por diferentes razones”, había dicho en lo previo. “Es encantador venir aquí ya con un major y todo lo demás que ha sucedido este año”.
La jornada estuvo signada por el viento y lluvias intermitentes propias de la región, aunque en un clima mucho menos hostil que el que afrontó Shane Lowry en los épicos 18 finales de 2019, cuando se convirtió en el primer irlandés en ganar el Open en casa; ahora puede ser sucedido por McIlroy. Lowry, que este jueves compartió uno de los grupos destacados con Scheffler y Collin Morikawa, también cerró la vuelta con dos birdies en los últimos dos hoyos y firmó también él 70. El mismo score que Phil Mickelson en su mejor vuelta en el Abierto Británico desde 2018. El veterano (55 años) fue el autor de uno de los mejores golpes del día, embocando desde el bunker en el hoyo 3.
Olesen, uno de los tres daneses en el top 10 del tablero (los otros son los gemelos Rasmus y Nicolai Højgaard; John Axelsen está 20º), es el único que alcanzó la marca de 5 bajo el par; lo consiguió cuando anotó un birdie en el 15, hasta que el bogey en el 18 lo devolvió a -4, posición a la que se sumaron otros cuatro jugadores. Detrás de ellos, otros golfistas de renombre que comenzaron en buena forma son los ingleses Tyrrell Hatton (-3), Justin Rose y Lee Westwood (-2), el estadounidense Rickie Fowler (-2) y los españoles Jon Rahm y Sergio García (-1).
Acierto de Matt Fitzpatrick desde el rough
El campeón defensor Xander Schauffele logró acomodar una vuelta irregular y terminar con el par de la cancha, y el reciente campeón del US Open, JJ Spaun, firmó 73. En cambio, Bryson Dechambeau quedó condenado con un inicio de 78.
Tres meses después de cortar una racha de 11 años sin majors y de alcanzar el Grand Slam de carrera, incluido el Open Championship de 2014, Rory McIlroy protagoniza el último major del año a pocos minutos de su casa. El público se lo hizo sentir. El ídolo empezó a responder en la cancha.